Muchos empezaron a comentar que cuando iba actualizar, otros creían que era para darle intriga y a otros simplemente ni les importo, pero, en fin, mi computadora se daño hace dos semanas y aun esta donde el técnico, logre conseguir una prestada para poder actualizar, así que disculpen mi ausencia.
Este es el final…creo que solo falta el epilogo.
Gracias por estar pendiente de mis historias, ahora sí, a lo que vinieron.
Narra Arturo
Salgo de la casa ignorado cada reclamo que me gritaba mi madre, era inútil, por una tonta venganza perdí todo.
Miro mi auto que le faltan algunos cristales de la puerta, me vale un pepino salir de esa manera en estos momentos, debo alejarme de esa señora que dice ser madre.
Pude haberlo tenido todo, hubiese tenido el mundo, pero no, siempre debo dejar que alguien me manipule.
Mi auto logra arrancar y con el poco animo que tengo, conduzco lejos de mi casa. Melody se casará y tendrá hijos con otro hombre.
Conduzco por toda la ciudad sin rumbo fijo, pero un ruido extraño hace que me detenga. Empezó a llover a fuera, bueno, adentro ya que por falta de los cristales el agua entra al auto.
Estaciono mi auto en el estacionamiento subterráneo de una tienda y me dirijo hacia dentro, mi cuerpo no tiene animo ni para caminar, me rindo en el suelo y me apoyo sobre mi auto.
Una lagrima pasa por mi mejilla al recordar sus palabras.
¨Él es mi prometido¨
¨No casaremos después que termine la universidad¨
Golpeo el suelo y por un momento me divierte lo que estoy haciendo. Busco la cámara que esta grabando todo lo que pasan en el subterráneo y me imagino la cara de la seguridad al ver esta escena.
Ahora un hombre no puede llorar tranquilo.
- ¿Qué te pasa? -alzo mi vista y noto a una pequeña niña mirarme.
-Nada, ¿Por qué estas sola? ¿Dónde están tus padres? -Interrogo.
-Mi papá es el dueño de la tienda, estaba jugando hace unos segundos, y te vi llorar-saca una gran paleta de su bolsillo- ¿Quieres? -Niego-Pensé que los machos alfas no lloraban.
-Cállate y lárgate-me levanto del suelo.
- ¿Lloras por una chica? -me giro para verla y observo sus grandes ojos mientras come de su paleta.
-No te importa-trato de abrir la puerta de mi auto, pero una pequeña mano me detiene.
-Mi papá dice que llorar esta bien, mi madre murió de cáncer hace un año y a veces lo escucho llorar en las madrugadas, lo del macho alfa era broma, aunque eres un hombre se que aun eres un ser humano. Y esta bien llorar, eso solo me dice que tienes sentimiento-me quedo paralizado al escucharla decir eso.
Desde cuando una niña de menos de diez años puede hablar de esa manera.
-Si es por una chica-admito.
- ¿Quieres contarme lo que te paso? papá dice que nadie debe quedarse solo en sus peores momentos-se sienta en el lugar donde yo estaba sentado hace unos segundos-ven, siéntate.
Debo estar loco por hacer esto.
-Esta bien-me siento al lado de ella-Hace unos años conocí a una chica, me enamoré de ella, pero cuando le iba a confesar mis sentimientos descubrí que ella jamás quiso estar conmigo, ero estaba equivocado. Esa noche tenia un evento y aunque ella trato de llegar pensé que estaba dejándome plantado, luego descubrí que por culpa de su padre el mío murió, pero también me equivoque, soy un tonto-me tapo la cara-La engañe y jugué con sus sentimientos cuando el verdadero villano siempre fue mi madre.
Levante mi cabeza al sentí como alguien me golpeaba.
-Eso dolió-muevo mi brazo.
-Lo siento, pero te lo mereces, el único ser que hace cosas absurdas y luego piensa lo que hizo es el ser humano, que estúpido-la veo sacar otra paleta de su bolsillo-toma, tal vez algo dulce te quite la sal que tienes encima.
-Gracias-tomo el caramelo-Eres muy madura para tu edad.
Abro la paleta y la entro en mi boca.
-Si, culpa del trauma, desde que tengo memoria siempre me gusto saber lo que pasa por la cabeza humana, si descubro que pasa por su tonta mente tal vez logre arreglar el mundo, porque si seguimos viviendo de esta manera puede que terminemos matándonos-su manera de hablar me deja mudo.
Yo a su edad aun comía tierra.
-Puedes ser una gran psicóloga-la veo llenarse de orgullo.
-Mi maestra me lo dijo hace unos días, puede que termine siendo psicóloga o presidenta del mundo, llegue a la conclusión de que ser presidenta de un solo país es absurdo.
-Ya veo-murmuro.
-Pero dejemos de hablar de mí, sobre la chica que te gusta, ¿Ella sabe lo que sientes? -pregunta viéndome a los ojos.
-Si, incluso fuimos novios, pero no duro mucho que digamos-muerdo un trozo de la paleta-pero ahora ella se casara con otra persona.
-Eso es absurdo, nadie deja de amar de un día para otro, según los estudios la gente deja de amar a una persona aproximadamente en ocho meses, Ella aun te ama así que ve y recupera a tu chica, tu puedes-grito y me levante del suelo muy motivado.
No pensé que una niña pudiera subirme el ánimo.
-Gracias por la paleta y por la charla-me subo a mi auto.
-No me agradezca cariño, solo cuando me postule para presidenta pero que votes por mi y te corto el cuello-casi me ahogo con sus palabras.
-No te preocupes, votare por ti.
-Tu auto necesita un arreglo-menciona moviendo algunos cristales que quedaron en la ventana.
-Sera luego, Nos vemos pronto-arranque el auto, pero frene del golpe al recordar algo- ¿Cuál es tu nombre niña?
-Mi nombre es Kimberly, Kimberly Ramos-me grito y yo asentí-aceleré mi auto con todas mis ganas.
No sabía dónde iba, pero ahí estaba, manejando.
-Hola-conteste mi teléfono que tenía rato sonando.
-Te tengo una sorpresa hijo mío, ven a la pequeña playa a la que te gustaba venir de niño, tienes una hora para llegar- escuche la voz de mi madre, sonaba enojada, pero a la vez alegre.
¿Qué diablos está pasando?
Quise preguntar, pero nadie me respondió, me habían colgado.
Me desvié del camino saliendo de la ciudad, entrando a un pequeño pueblo, estacione mi auto frente al lugar que aquella mujer me había dicho, y me quede petrificado al ver quien estaba ahí.
- ¿Melody? -quise acercarme a ella, pero una voz me lo impidió.
-No te acerques a ella, si yo no puedo tener tu amor nadie lo tendrá-quise corre al ver como mi madre sacaba un arma y le apuntaba a Melody con ella.
-No-grite al escuchar un disparo.
Observe como Melody caía a la arena, note como presionaba su estómago.
-Eres un monstruo-me acerque a mi amada y la abrace-por favor, no cierre los ojos no seas una cobarde, no me dejes-le suplique mientras cargaba su débil cuerpo entre mis brazos.
-Te perdono-la escuche murmurar-Te amo.
La vi cerrar sus ojos y enseguida grité.
-Nooo-mire a mi alrededor y note como los padres de Melody se acercaban a mi-Por favor ayúdenla.
Sentí como una mano tocaba mi camisa.
-Sigue con tu vida, yo te apoyare donde quiera que estes-note como sus ojos seguían cerrado, su boca se movía.
- ¿YO? Yo te amare hasta que mi corazón se detenga y si hay otra vida después de esta, prometo buscarte-le hable-Que alguien llame a una ambulancia.
-Ya lo prometiste-trate de callarla.
-no digas nada, guarda toda tus fuerzas-trate de sacar mi teléfono del bolsillo, pero una mano me detuvo.
- ¿Qué tal me queda mi chaleco cariño? -mire hacia abajo y note como subía su blusa.
Tenía un chaleco antibalas, me habían engañado.
-Con eso no se relaja-le grite mientras la ayudaba levantarse del suelo.
-Esta mañana tu mamá me llamo y me conto todo, me explico que todo fue su culpa y que no tenias nada que ver con esto, me pidió perdón y pues ideamos este plan-miré como ella me giñaba un ojo-lo siento, pero debías ver tu cara, no pensé que me amaras tanto.
- ¿Y tú prometido? -le pregunte.
-El es mi mejor amigo, nada que ver-coloco sus manos en mi cuello-Olvidemos eso, mejor dame un beso.
-Tu papá esta aquí, mejor luego-mis mejillas se pusieron rojas.
-Te pusiste rojo-trate de negarlo, pero ella justo ahí me beso-tus labios saben dulce, ¿estabas comiendo paletas dulces?
-Es una larga historia-le dije recordando a la niña de la tienda.
-Entonces… ¿Qué hacemos ahora? -pregunto juntando su nariz con la mía.
-Que tal si nos casamos-le di de opción.
-Me parece genial, que tal ¿Mañana?
-Eres muy inteligente mi futura esposa-la abrace fuerte.
-Ella aun no es tu esposa, suéltala-escuche a mi ¿Suegro? Hablar.
-Claro suegro-mire su cara de asco hacia mi-Mejor dicho, señor Rodríguez.
-Así suena mejor.
Bajé mi cabeza y quise darle un beso a Melody, pero una mano se interpuso.
-Por ahora en el cachete-Era uno de sus hermanos.
Me reí por sus expresiones, pero no pude dejar de pensar en mi mamá.
-Empecemos de nuevo-hablo Melody leyendo mis pensamientos-es lo mejor ¿Cierto, suegra?
Mire como a mi madre se le agrandaban sus ojos.
-SI SI-la escuche tartamudear-Nunca es tarde para empezar de nuevo.
-Nuestra hija se va a casar, ya estas muy viejo-escuche como la madre de mi novia se burlaba de su esposo.
-Una vez me dijiste que era como el vino-la señora se sonrojo.
-Mi novio es muy guapo-dijo Melody tomándome de la mano-Ojalá también seas como el vino, mientras más viejos mejor sabe.
-Me encargare de que eso si sea cierto-La abrace fuerte mientras la alzaba y la giraba en el aire-Te amo.
-Yo también te amo.
Y ahí lo entendí, Ser profundamente amado por alguien te da fuerzas, y amar profundamente al alguien te da valentía, desde que vi su sonrisa lo supe. Esa era la sonrisa que quería ver siempre al despertar por el resto de mi vida.