CAPÍTULO DIECISIETE Reece estaba sentado en la bodega de la embarcación de la reina, el sonido de la lluvia golpeaba contra la madera llenando el aire, con la espalda contra la pared, curando la herida de su pierna y feliz de estar vivo. Junto a él estaban sentados Stara, Srog y Matus, bebiendo cerveza caliente y curando sus heridas, cada uno de ellos siendo atendidos por una de las curanderas de la reina. Reece hizo una mueca cuando la curandera cosió la herida en su muslo izquierdo, después de que ella había sacado la flecha. Le dolía, pero se sintió aliviado cuando salió la flecha, y aliviado de haberla recibido mientras protegía a Stara. Al lado de él, Stara estaba recibiendo las puntadas valientemente, casi sin pestañear, su curandera estaba terminando la última puntada, después le