Ludmila. Me quede mirando por la ventana con el teléfono en mi oreja, Leo me miraba, podía sentir su mirada sobre mi cuerpo lo que era ilógico, porque no estaba segura de que me viera bien, aun así me sentía desnuda, diablos, esta jodida, porque estaba segura que nada bueno pasaría si bajaba, bueno tampoco iba a ser malo, pero no podía bajar, estaba sucia, pegoteada. No podía verme de esta forma. Cerré la cortina y me olí, no apestaba, pero seguramente olía a la última versión de Carolina Herrera. — ¡DANNA TE ODIO! – grite y Char aprecio. – Hija de tu… — ¿Qué te pasa loca? – la mire. — Esta abajo – señale el suelo – Él está aquí, entiendes eso, está ahí abajo, pidiendo que baje – hable como histérica – Danna se baña, tengo esto puesto y joder, se enteró, se enteró que bese a su