Lili. Ya pasó una semana de lo del boliche, Gastón me llama todos los días pero dejo que el celular suene hasta que ya no vuelve a llamar, la verdad que me da bronca que suponga que le voy a recibir la llamada como si nada después de lo que me hicieron. Estoy con la nena en el cuarto hasta que le da hambre, no bajaría por nada pero ella no tiene la culpa y estoy en está casa por ella, si tiene hambre debo bajar si o si a darle de comer. —Lili. —María viene frente a mi y toca mi cara—. Pero... Siéntate. —Vengo a darle de comer a Sofía. —Por favor Lili... Come algo, hacen días que no lo haces y estas muy pálida. —No tengo hambre gracias. —siento a la nena en su silla y le empiezo a dar guiso que hay en la olla. —Come solo un poco. —pone un plato lleno frente a mi. —Esta bien. C