—Daphne, desde hace tres meses eres mi esposa y quiero tratarte al igual que una reina, dejemos de fingir, dejemos que todo fluya. —Caleb me acerca a él en un elegante movimiento, sus ojos tan negros como un abismo tiene un brillo atrayente, que me hace querer rendirme, déjame llevar. —Deseo poder tenerte conmigo, besarte tantas veces como pudiera y saber que, estás de acuerdo en ello. —Caleb parece acercarse, más y más, no puedo evitarlo, el repentino deseo de besarlo se hace presente en mi pecho.
—Quiero hacerlo…Realmente quiero, solo necesito tiempo. —Murmuro estando en una peligrosa cercanía, él me sigue mirando de aquella manera, y lentamente se aleja.
—Comprendo bien, tus deseos están antes que los míos y te aseguro, que jamás sería capaz de forzarte a nada que no quieras. —Parpadeo varias veces ante lo que dice, y de alguna manera no puedo evitar pensar que esto, es algo atractivo, y al mismo tiempo es hermoso. Son las palabras que toda mujer desea escuchar, sobre todo las que algunas veces no tuvimos más opción que ceder antes los deseos de alguien.
—Vamos a desayunar antes de que se enfrié, Caleb. —El mencionado asiente con la cabeza suavemente, en el momento justo que sube su mano derecha y acaricia mi rostro, Caleb deja uno de los mechones rubios de mi pelo detrás de mi oreja. Caleb me sigue observando de aquella mirada intensa junto con una sonrisa en su perfecto rostro.
Justo ahora no puedo evitar pensar en que, era la primera vez que él hacia algo como eso, también era la primera vez que entraba a mi habitación, desde que llegue a esta casa, Caleb me digo casi de inmediato que dormíamos en habitaciones separadas, pero en medio de ambas teníamos una para cuando queramos intimar, o solo pasar tiempo juntos. Todo esto solo con el único propósito de no sentirme incomoda y es algo que realmente valoraba, me gustaba el buen trato y respeto que recibía por parte de mi esposo. Después de mucho tiempo, empezaba a sentir como mi corazón parecía querer acelerarse con la presencia de mi esposo.
( . . . )
Pasadas unas horas después del desayuno en compañía de mi esposo no he podido evitar pensar en que, Caleb hace cosas muy lindas por mí, pero hasta el momento y estos tres meses en los que estamos casados no he hecho nada por él, deseaba verlo sonreír y hacer que se sienta cómodo. Por primera vez desde que me he casado —contra mi voluntad. — el deseo de que mi esposo me vea como una compañera y amiga en la que pueda confiar hace que quiera ser más cercana, hace tres meses atrás en la primera vez que nos vimos, él me confeso que, quería que sintiera amor verdadero y puro.
Todas las noches desde entonces no había podido evitar preguntarme si alguna vez volvería amar, aquel tonto sentimiento donde dejas ver tus vulnerabilidades, en donde sientes que no puedes respirar al ver a esa otra persona, había pasado por esto, pero puedo asegurar desde una vista en el ahora y observando a la Daphne del pasado, que aquello que estuvo viviendo por muchos años, era todo, menos amor.
Pero ¿La que soy Daphne ahora, sentiría amor de nuevo?
—Daphne, ¿Quieres más limonada? —La voz de Caleb hace que salga de mis pensamientos, mi esposo tiene un cómodo conjunto de pantalones sueltos blancos, camisa del mismo color junto con unos lentes que protegen sus ojos.
—Me gustaría si no es molestia. —Respondo apartando mi mirada del libro que tengo entre mis manos y el cual también había dejado olvidado luego de mirar discretamente a mi esposo y pensar en él desde una luz diferente, en otro momento podría analizar lo que estaba empezando a sentir. Por ahora hace un poco de calor, por lo que llevo un corto vestido de jardín con olanes en color azul pastel de hombros descubiertos. Caleb sirve más limonada para mí y para él. —Muchas gracias. —Murmuro y veo como él sonríe.
—Es un placer cubrir las necesidades de mi esposa. —Me dice bajando los lentes que trae puertos dejando ver sus negros ojos. —Saber que estás cómoda me hace sentir bien, así que no agradezcas. —Me encojo de hombros, era muy amable y considerado. ¿Es que acaso me había ganado la lotería sin saberlo?
—Haces muchas cosas por mí, hubiera deseado que las cosas no hubieran pasado de esa forma. —Caleb niega con la cabeza, se sienta mejor y toma mi mano, para entonces sus lentes están sobre la mesa que compartimos con la gran sombrilla que nos cubre del sol.
—Daphne, ya te lo he dicho, puede que nuestro inicio como matrimonio haya sido una farsa, que ha llegado a todos los medios como un cuento de hadas, sin embargo, deseo saber que estás cómoda conmigo, quiero poder llegar a tu corazón y que el amor de mi esposa sea genuino…Si me dieras la oportunidad de lograrlo, sería algo de lo que no te arrepentirás. —Pronto Caleb se acerca más con la clara intención de acariciar mi rostro, con ternura en su tacto logra hacer que el pronto rubor aparezca y se haga evidente en mi rostro.
—Siento que puedo hacerlo…—Caleb sonríe ante mi respuesta, entonces parece que quiere decir algo, sin embargo, el grito de una mujer nos interrumpe. Lo que vemos a continuación es como Louis, la madre de Caleb llega caminando por el pasto verde del jardín, en su mano tiene un periódico y detrás de ella viene Valeriana la cual parece gritarle que se detenga, entonces siento que tal vez deberíamos subir el sueldo de la mujer.
Pero ahora, me pregunto que tendrá que decir mi suegra como para aparecer por aquí y actuar como una demente.
—¡Sabia, lo sabía! —Grita Louis pareciendo sacada de sus casillas y por la expresión que tiene es de completa molestia, quizás tenga algo que ver con aquel periódico que tiene en su mano. —¡Sabía que esta mujerzuela tenía algo que ver con esto! —Una vez Louis llega hasta nosotros, no hace más que estampar la página de su periódico en mi cara.
—¡¿Pero ¿¡qué te ocurre ahora mamá!? —Caleb grita hacia su madre, en una clara señal de enojo, por mi parte trato de quitar la gran hoja del periódico que está en mi cara. —¡No te permitiré faltarle al respeto a mi esposa! —Vuelve a gritar Caleb.
—¡¿Luego de que ella misma se encargó de dejarme en ridículo con la prensa te atreves a defenderla a ella!? —Louis se escucha muy molesta y sin saber porque exactamente veo el periódico que me ha lanzado, mientras que ella y su hijo siguen gritando.
“La boda más hermosa e inesperada protagonizada por Caleb Jones y Daphne Park, la pareja que dejó deseando a más de uno queriendo una hermosa relación junto con su hermosa unión en el altar.”
“Luego de tres meses la hermosa pareja sigue dando de qué hablar, la misma se fue entre miradas enamoradas que, sin duda dejó suspirando a sus muchos invitados. Con solo ver como se veían el uno al otro nos deja saber que, sin duda, su sorpresiva unión logró derretir nuestros corazones.”
“Pero no todo pareció ser color de rosa en la gran boda de cuento de hadas de Daphne Park, quien con un hermoso vestido corte princesa dejó a todos con la boca abierta y no olvidemos hablar de su belleza, la cual es digna de una mujer perteneciente a la misma realeza. La felicidad de la novia se vio oscurecida por las fuertes y nada delicadas palabras por parte de su suegra, Louis Figgins, la madre del novio quien, con envidia en sus palabras y mirada, logró hacerla llorar de tristeza en el día que se suponía era el más feliz de la novia.”
“En las fotos puede verse como Louis Figgins, trató de amargar la noche de la novia, y como el novio defendió a capa y espada a su querida esposa, logrando que al menos la novia no la pasara tan mal en su gran día. Caleb hizo que más de un invitado notara la pequeña escena de la mujer mayor y con elegancia ambos novios se fueron hacia otro lugar dejando en su lugar a su madre.”
“Louis Figgins, ¿Suegra desesperada de atención o bruja de cuento de hadas? “