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1168 Words
Mi inspiración se corta cuando la puerta de mi habitación es tocada nuevamente, resignada pauso la playáis y tomo mi teléfono. Me acerco a la puerta solo para encontrarme con la mucama del servicio, creo que era la encargada por lo que Caleb me había dicho, la noche de ayer me quiso presentar a todos los del servicio, pero estaba tan cansada que no le tome importancia. —Señora Jones buenos días, ¿Ya bajara para tomar el desayuno con el señor Jones? —Parpadeo un poco, algo estaba mal y no sabía bien que era. —¿Señora Jones? —La mucama repite y niego con la cabeza. —Claro, bajare para tomar el desayuno con mi esposo. —Le respondo, ella asiente con la cabeza. —¿Podrías repetirme tu nombre?, Creo que anoche estaba pensando en otras cosas y ahora no lo recuerdo. —Mi comentario no parece gustarle mucho a la mujer que se encuentra en frente mío, pero de todos modos me da una corta sonrisa. – —Valeriana, señora Jones. Mi nombre es Valeriana y estaré aquí para cualquier cosa que necesite. —Asiento con la cabeza y trataré entonces de recordar ese nombre todo lo que pueda, sobre todo por la apariencia de esta, Valeriana tiene pelo oscuro con algunas canas blancas, puedo ver entonces que el paso de los años ha estado presente en ella, supongo que debe tener algunos 40 y tantos sino es que más. No le doy más vueltas al asunto cuando ya me dispongo a bajar, según Valeriana, mi esposo está en el comedor principal, justo donde nos veremos en las mañanas. Los tacones resuenan en el piso de porcelana dura, distraigo mi vista viendo cada pequeño detalle de la casa, me gusta el hecho de que tenga muchas ventanas la casa, la luz la hace ver mucho más hermosa que antes. Cuando llego al comedor principal, veo como Caleb tiene en su mano una taza humeante de café y en la otra tiene el periódico del día de hoy, entonces supongo que hace no mucho ha bajado, es bastante temprano, ya deben ser las 7 de la mañana y yo no estaba acostumbrada a levantarme a estas horas, pero supongo que diario tenía que hacerlo. Tomó asiento delante de mi esposo, el comedor principal tiene la capacidad para unas 10 personas como mucho, Caleb está en la cabecilla de la mesa y a su lado hay platos junto con cubiertos, supongo que ese es mi lugar. Sin querer llamar la atención de mi esposo que me mira por unos segundos, entonces sonríe. —Buenos días, Daphne, espero que hayas descansado bastante bien anoche. —Asiento con la cabeza, es la primera vez que estamos completamente solos después de la boda. Creo que no me había dado cuenta de esto, hasta al menos este mismo momento. —Los periódicos hablan de cómo nuestra boda será el tema para hablar de la alta clase, debo decir que estabas hermosa. —¿Por un segundo puedo sentir cómo el pánico se apodera de mi cuerpo, Encima de mí debería decirle? ¿Qué debería hacer? —Oh…Yo, Dormí increíble, la cama es bastante cómoda. —Es lo único que puedo responder ahora, pero siento que sabe que por unos instantes me he puesto nerviosa, ya que, él ahora mismo sonríe un poco, suspiró con fuerza mientras me acomodo en mi asiento, no puedo evitar ver como Caleb luce un traje azul oscuro con chaqueta de doble botón, él es bastante alto y le queda muy bien aquel traje, junto con el color. —En ese caso me alegra saberlo, sobre todo veo que te vestiste formal para salir. ¿Sabes a donde iremos hoy? —Niego con la cabeza, no sé muy bien a donde vamos, sólo tomé esta ropa porque pensé que era lo mejor, aun así, evito decirlo. —Como la boda salió bien, no deberíamos preocuparnos por la opinión pública y del mundo. —Suspiro de alivio, siendo que por un momento pensé que, por mis comentarios imprudentes, la prensa diría algo. Las palabras aburridas de mi padre fueron bastante claras, si decía o intentaba algo que me hiciera quedar mal, la que pagaría las consecuencias sería mi propia madre. —Para lo que todo el mundo piensa, deberíamos estar en una luna de miel. —Me encogí de hombros, Caleb suelta una pequeña risa. —¿Tú quieres ir de luna de miel? —Parpadeo varias veces, ¿Acaso era un tipo de proposición? —La respuesta es bastante clara, también es racional considerando que no nos conocemos. —Un peso cae de mis hombros, aliviada por supuesto de que no esté forzada a cumplir carnalmente con los deseos de mi esposo, al menos él puede comprender que no quiero tener sexo. —Me alegra saber que al menos, podemos tener un control sobre estas cosas. —Caleb levanta una ceja, pero no dice nada. Pronto el desayuno es traído a nuestros platos, el sonido de los cubiertos choca uno contra otro llenando el silencio del comedor. —Retomando lo de hace unos momentos, ¿A dónde iremos? —Preguntó con bastante curiosidad, ¿Para qué negarlo? La sonrisa que me dedica Caleb es una que no puedo interpretar bien. —Por ahora, la prensa estará hablando de nosotros y es que la boda junto con la exquisita recepción que hemos presentado será el tema del que hablar por semanas, quizás meses. Es importante que nos vean juntos si queremos que nos dejen en paz, iremos a pasear y luego, te daré una sorpresa. —Cuando Caleb termina, siento que tengo mucho que procesar. —¿Es realmente necesario que nos vean juntos?, acabamos de casarnos, pensaran que estamos muy ocupados para salir. —Mi esposo asiente, aun sin quitar aquella sonrisa de su rostro. —Incluso los más enamorados deben salir de habitación, en nuestro caso, es mejor tomar aire, de todos modos, necesitaras mucha ropa para cuando debamos asistir a eventos públicos, cenas, reuniones y bailes. —Mi cabeza da vueltas, ¿Soy solo una mujer normal que se acaba de casar o es que acaso soy la reina? —¿Crees poder lograrlo? —Bueno, esto es un reto, claro que lo es. —Por supuesto que sí. —Respondo con una voz segura, podría enfrentarme a los periodistas hambrientos que se morían por saber cómo era la vida de un matrimonio de recién casados. —Entonces, puedes acabar tu desayuno, nos iremos tan pronto acabes. —Suspiro intentando no perder la cabeza en el proceso. Ir de compras era algo que solía hacer bastante, siendo que no me permitían trabajar al menos mi padre era consciente de que, estar todo el día encerrado en la casa logro que no deseara volver por un tiempo prudente. Sin embargo, no dejo de pensar en que, hay algo en todo esto que no me gusta, pero a ciencia cierta no sabría decir que es.
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