Una vez estuve fuera de la bañera e hice todo aquel proceso de secar mi cuerpo —con furia— me asegure de que el seguro de mi puerta estuviera completamente cerrado, para mi sorpresa era así, pero, creo que Caleb había entrado por la que nos llevaba hacia la habitación compartida, aquella que estaba destinada a utilizarse con el único fin de que estemos juntos, mejor dicho, para mantener las apariencias en su lugar, claro, eso debe explicarlo todo. Suspiro y trato de calmarme tanto como puedo, de lo contrario era seguro esperarse que buscaría el objeto más cercano para lanzarlo hacia la estúpida cara de mi esposo. Estando lista por completo me dedico a abrir la puerta de mi habitación, justo ahí es donde se encuentra Caleb, la expresión que tiene en su rostro es indescriptible para mí,