La llegada del viernes parecía ser el día más esperado para mí, sobre todo al saber que no tendría que ver hasta el lunes a mi querido esposo. Mi emoción era tanta que incluso, me haría arreglado y perfumado, supongo que quería darle una buena impresión a Henry, no había dejado de estar dividida en mi vestuario, pero, decidí pensar con cabeza fría, era claro que no pasaríamos a tener sexo de inmediato, quizás Henry planeaba el que solo durmiéramos juntos y yo, aceptaría de cualquier manera su decisión. He suspirado al menos unas 5 veces en medios de un minuto. Mirando sin parar el reloj de pared había llegado el tiempo del almuerzo, pero suponía que lo haría sola. Mientras esperaba, me dediqué a cuidar de mi jardín —el cual estaba meticulosamente colocado en un precioso invernadero— pen