Para el instante en el que la puerta se cierra y juntos observamos como el auto en donde había llegado hace quien sabe cuánto, la tal Camille finalmente desaparece entre gestos que claramente pude notar en su mirada, ella no desea que este al lado de mi esposo, el mismo que es su amante secreto. Un suave suspiro abandona mis labios casi de inmediato, nos hemos quedado solos, el uno al lado del otro, después de tres meses de una “amable convivencia como esposos”, me he vuelto a sentir incomoda como el primer día, nuevamente debo construir mis muros y no dejar que nadie se atreva a cruzarlos, para que así, no acaba lastimada. Me descuide, fui ciega al pensar que tal vez, Caleb podría ser diferente a todo el mundo, diferente a mi padre, diferente al hombre que hace tantos años atrás me hizo daño.
No sé cuánto tiempo ha pasado desde que estamos pasaros el uno al lado del otro, pero no tengo ganas de hablar, parece que mi perfecto esposo se ha quedado pensativo ante la ida de su amante, pude ver en sus ojos como la miraba, como parecía adorarla, ¿Alguna vez Caleb me miro así?, ¿Para qué me lo pregunto en este momento?, ¿Acaso me empezó a gustar el hombre con el que fui obligada a casarme?
Evito soltar una risita audible mientras me reprendo por ser tan estúpida, estamos hablando de Caleb Jones, hijo mayor del rico socio de mi padre, claro que le convenia hacer que me enamore de él para que así, al estar tan tonta por él, me sacara de su camino y así dejarme sin nada. Es tan claro ahora, y tengo que tener pendiente algo siempre, debo protegerme yo misma del feroz mundo en el que estoy. No puedo sacarme la terrible sensación de estar humillada, traicionada por segunda vez en toda mi vida.
Quiero vengarme, deseo hacer que ellos y todo aquel que se meta en mi camino pague.
—Camille es una persona muy hermosa, ¿No es así, Daphne? —Parpadeo ante la voz de Caleb que aparece casi de repente, he olvidado que estaba ahí, muestro mi mejor sonrisa, él no sabe que lo he escuchado.
—Completamente, me gustaría ser tu amiga, hay cosas que no conozco de ti, Caleb. —Mi comentario parece haberle hecho verme de manera extraña, pero, continúo aparentando que todo está bien. —Dices que la conoces desde hace muchos años, y nosotros aun nos estamos conociendo. —Mi esposo suspira mientras hace un leve asentimiento de cabeza.
—Tienes razón, en otro momento podrás pasar el día con ella, si quieres.—Lentamente nos alejamos con pasos cortos hacia dentro de la casa, en el mismo tiempo que las puertas se cierran.—Antes mencionaste que preparaste una cena especial junto con Douglas, ¿Por qué no vamos antes de que se enfrié?—Caleb me extiende su mano, ahora mismo podría mandarlo a la mierda, pero me contengo tanto que me sorprendo a mí misma, he tomado la mano que me ofrecía y luego, entre una amistosa charla, finalmente nos vamos al comedor.
Caleb había quedado fascinado con la cena que he preparado junto con Douglas, no puedo culparlo, realmente hice mi mayor esfuerzo en esto, hace tres meses Caleb había mencionado como no tomaba alguna sola gota de alcohol, pero, con su amante estaba celebrando con una copa de wiski, era interesante ver como mi esposo ocultaba su verdadera personalidad, completamente construida y falsa, detrás de una sonrisa galante y palabras amables. Solo he podido escuchar realmente poco del verdadero Caleb, quien se escuchaba más suelto y audaz, un hombre completamente diferente al que creía empezaba a conocer.
Al momento de finalizar la cena, he tenido que soportar el beso de buenas noches de Caleb, algo que solía hacer siempre que acabamos de cenar, almorzase o desayunar juntos. He sentido asco, al mismo tiempo en el que caía en cuenta que esto, de verdad estaba sucediendo, mientras mi esposo me decía que era la mujer más hermosa a sus ojos, recordaba entonces las palabras que le decía a su amante Camille, y de cómo, ambos se reían de la pobre estúpida que era yo, a mis espaldas. Fue una dura batalla contenerme para no alejarlo y darle una cachetada, pero debía esperar.
No sabía cómo podría ejecutar mi venganza, pero, antes que nada, debería empezar a planear lentamente todos y cada uno de los pasos.
Necesitaba aliados, por más que no deseaba involucrar a alguien en esto, tenía que hacerlo. Debía obtener la ayuda de Henry.
( . . . )
Temprano en la mañana, en el justo momento en el que Caleb se fue a trabajar, no me había levantado, le di la excusa a Valeriana con el único propósito de que me dejara en paz, entonces ella y Caleb pensarían que estaba indispuesta el día de hoy. Pero, solo tenía que hacer una parada importante y rogaba a todos los dioses que esta fuera escuchada. Quería golpearme por lo que tenía que hacer, pedir ayuda, no odiaba algo más que eso.
Estando segura de que ni Caleb, ni tampoco Valeriana estarían cerca de mi habitación me había tomado el tiempo para prepararme al mismo tiempo en el que pensaba en mis palabras, por cómo había demostrado comportarse, Henry Jones era un hombre bastante perspicaz, en todo momento no se tragó la historia inventada de los enamorados como todo el mundo hizo, y es que no es difícil imaginar el porqué de todo esto, Caleb era mayor que yo, en sus años de universidad, para ese entonces era posible que yo ni siquiera haya acabado el instituto, pues 8 años adelante son los que me lleva mi querido esposo. Tal vez para mi hubiera sido fácil de entender si tan solo en mis años de universidad, Caleb se hubiera presentado como el adinerado patrocinador en mi año de graduación. Pero, volviendo a la realidad, estaría tratando con el hermano menor de mi esposo, supongo que mi vida no puede ser un poco normal o tan siquiera fácil.
Antes de partir, me había tomado unos segundos en mirarme al espejo de grandes dimensiones, el cual también se encuentra en mi pared, mi aspecto luce bastante bien, y, sin embargo, mi esposo nunca fue sincero en cuanto a mí, no le gusto, jamás le guste y su relación con Camille era una clara muestra de ello.
Siento una pequeña punzada en mi pecho, la cual podría llegar a ser semejante con el dolor de la realidad que estoy viviendo en estos momentos, pero ¿Era esto realmente diferente a lo que tenía que vivir en el pasado? ¿Tres meses de mentiras eran equivalentes a 7 años de inimaginable miseria y dolor?, aquella misma cantidad de tiempo me había servidos para leer la clase de miradas, gestos, murmullos y sobre todo acciones. No era estúpida, al menos es lo que creía hasta este momento.
Con la cabeza en alto, me dije salir de la residencia compartida de mi esposo, en el final de las escaleras me encontré con Douglas quien con una expresión calmada se acercó. Observo sus pasos suaves que lentamente se acercan, entonces debo ser cautelosa con todo aquello que abandone mis labios.