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512 Words
—Con gusto, mi esposo y yo te acompañaremos a la salida, ¿No es así Caleb? —El mencionado rápidamente me mira y asiente lentamente, en el mismo proceso inclino mi cabeza en su hombro. Justo ahora me estoy preguntando que estará sintiendo Camille en estos momentos, ver como el hombre que amas, está siendo abrazado por otra, deseo hacerle saber que esta vez, ella no podrá acercarse a Caleb, debe ser bastante incómodo para mi esposo ver como su amante quiere estar cerca, pero su ilusa e inocente esposa no permitiría que algo así sucediera. Pero, quien sabe, quizás su paraíso este en problemas una vez ellos vuelvan a estar solos. Por lo que pude escuchar antes, Camille parece ser del tipo de mujer bastante celosa y posesiva, aunque más bien parecía que jugaba, puedo darme el lujo de decir que, conozco a las mujeres de su tipo. —Vamos, Camille, en otro momento tendremos el placer de recibirte en nuestro hogar. —La pelirroja parece no tomárselo bien y sé por como pronto me mira que, está empezando a molestarse, eso claro si no es que ya lo hizo. No es algo que me importe. —Claro, Daphne espero que me digas como es que lograrte atrapar a un hombre como Caleb. —Parece que Camille quiere hacer cualquier cosa con tal de no irse tan rápido, por lo que, solo me encojo de hombros mientras hago un movimiento despreocupado con la mano. —Te diría con gusto como, pero me temo que no hay hombres como Caleb últimamente, y yo que tu elegiría con cuidado, linda, los hombres ahora solo juegan contigo sin importar como te sientas…—Mis palabras contienen doble filo, pero, no es algo que ellos saben, están en la ignorancia absoluta. —Pero Caleb, él es lo mejor que me pudo pasar. —Mi mirada pasa de aquella mujer, hacia mi esposo. —Tienes tanta razón, debería de buscar con ojo crítico desde este momento. —Camille me sonríe de vuelta, sabe que no diré más, y que está consciente de cuanto deseo estar a solas con mi esposo, que también es su amante. Es así como, Caleb y yo acompañamos a Camille fuera de nuestra residencia, una vez la mujer que hasta hace unos momentos parecía confiada no luce más que una expresión de desconcierto, quizás esto se deba a que su querido Caleb ha preferido a su esposa, por delante de su amante. Sonriendo de la manera más hipócrita posible, veo como la pelirroja sube a un auto de color plateado, no es ella quien conduce pues le abren la puerta y ella, procede a subir a la parte trasera. Caleb y yo, nos despedimos de Camille haciendo un sutil movimiento con la mano. Al quedar solos nosotros dos, contengo mis ganas de gritarle a mi esposo que sé todo lo que él pretende ocultarme. Pero, no puedo hacerlo ahora, debo ser paciente y saber que está tramando, esta vez, seré igual de hipócrita que él en fingir que todo está bien.
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