—Mi señora, debe bajar pronto, señor Caleb está próximo a llegar y debe esperarlo en la mesa. —La voz de Valeriana hace que ruede los ojos. Este día llego sin que me diera cuenta, y claro, estaba en mi mundo durante dos maravillosas semanas. Parece que la hora de la comida se volvió en un abrir y cerrar de ojos mi peor pesadilla. —Mi señora, por favor. —Cansada de escuchar a Valeriana —y es que ella no tiene la culpa de nada— decido levantarme de una vez por todas. Cuando he despertado, no encontré a Henry en la habitación que él habitaba —y donde yo me colaba también— el sentimiento de decepción fue algo que pensé jamás volver a sentir, hasta ahora. Pareciera que también, había olvidado por completo que Caleb regresaba, pues, había puesto mucho empeño en mi apariencia. Cuando me había