Estaba a punto de irme nuevamente hacia abajo y esperar que Caleb terminara la aparente reunión que tenía en su oficina privada, la cual se encontraba en nuestra casa, pero juro, que la curiosidad aumento en el momento que una voz no conocida llego hasta mis oídos, al principio pensé que podría tratarse de su madre, Louis insistiría entonces en querer hablar con su hijo, fue lo que pensé.
Pero no podría estar más equivocada.
—¿No crees que deberíamos celebrar por tu matrimonio? —Escucho una voz femenina, pero no reconozco de quién puede tratarse, quizás Caleb está en una de sus reuniones. Entonces creo que sería mejor dejarlos y esperar a que Caleb finalice. Pero, algo me detiene al momento. —Solo será una copa, y nada más. —Frunzo el ceño, mi esposo no toma.
—Querida, no hay nada más que me gustaría más que tomar una copa de whisky contigo, pero, mi esposa está ahí abajo y el olor a alcohol podría hacerla sospechar. —Esta sin duda es la voz de Caleb. —No me mires con esos ojos Camille…Bueno, solo una pequeña copa. —La mujer que está ahí suelta un chillido de alegría.
—¡Sabía que aceptarías!, Pero vamos amor, ¿No crees que te preocupas demasiado por esa tal Daphne? Casi pareciera que están enamorados de verdad, por cómo se ven en esas fotos de la prensa, me sentiré celosa. —La mujer pone voz dulce, siento asco ahora mismo que, empiezo a entender a dónde van con todo esto.
—No es necesario que te pongas celosa querida, esto es solo un matrimonio forzado, tenía que aceptar pues no había otra salida. —Caleb suspira, hay algo en su voz que es distinta a la que siempre habla, parece más suelto, arrogante.
—Pudiste casarte conmigo, en lugar de esa mujer. —Para entonces, continúan hablando, yo estoy en mi lugar escuchando todo lo que dicen. Pronto escalofríos invaden todo mi cuerpo junto con las prontas arcadas de asco en mi garganta, todas esas palabras fueron una completa mentira y como estúpida las creía todas. ¿Realmente Caleb iba a ser la diferencia?
De alguna manera quisiera pensar que no me duele, y que realmente debía de ser predecible, pero me estaba autoengañando en cuanto a la realidad que oculta el hombre que es mi esposo. Pensé que nuestra historia sería diferente, claramente aquel pensamiento fue tan estúpido, fui tan tonta como todas aquellas personas que creen firmemente en que, mi matrimonio con Caleb es un completo cuento de hadas.
—Dios sabe que, mi intención era hacerte mi esposa Camille. Sin embargo, mi padre dejo en claro que, debía ser con la única hija de su estimado socio. Puedes estar tranquila querida, no todo está perdido, una vez que consiga lo que quiero, me voy a deshacer de Daphne. —Las palabras de Caleb duelen, ¿Por qué me duele?, se supone que no lo amo y mucho menos, pero, empezaba a apreciarlo. ¿Cómo acabo ese supuesto aprecio que le tenía a mi esposo?, ahora no sé qué sentir.
—¿Cuándo será eso precisamente? ¿Hasta cuanto más deberás jugar al esposo dedicado y fiel con esa princesita mimada? —Evite reír, no me perderé esto. Paciente me acerque un poco más, queriendo escuchar más de quien era en realidad mi supuesto esposo perfecto.
—No lo sé, pero, te aseguro que ella no significa nada…—Caleb hace silencio, no sé cómo procesar todo esto, pero una parte de mi quiere creer que esto es una broma. —Camille, eres la única mujer que quiero en mi vida, pronto estaremos juntos. —La mencionada y ahora llamada Camille suelta una risita que, para mí es completamente irritante.
—Lo sé amor, pero, tienes prohibido tener sexo con ella, debes recordar que solo eres mío. —Caleb ríe ante la posesiva declaración de la tal Camille. Ahora mismo no me gustaría imaginar la dulce escena de ellos dos, en su amor prohibido o lo que sea.
—No la he tocado y jamás lo haría, ella no se compara contigo y te aseguro que, jamás lo hará. Ahora, celebremos con un trago pequeño, debes irte. Ser el esposo dedicado y fiel me pudre bastante. —Decido que, ya he escuchado suficiente.
Me alejo con pasos silenciosos, más que los de un ratón. En el fondo siempre supe que este matrimonio no tenía algún futuro, pero me engañe a mí misma queriendo creer que podría amar al hombre con el que me habían forzado a casar. Supongo que mi padre y hasta el padre de Caleb sabían de esto. Estaba casi segura de que no podría haber imaginado que detrás de esas dulces palabras todo sería una farsa. Incluso me había acostumbrado a recibir besos de un hombre que se forzaba a hacerlo, todos los días en donde Caleb llegaba del trabajo solo para “Escucharme y pasar tiempo juntos” seguramente eso para él no era más que una maldita tortura.
Sus palabras fueron claras, no tuvo una opción en esto, ¿Por qué en lugar de engañarme no me dijo la verdad? Quizás como adultos lo hubiera resulto, él me daba la libertad de irme con mi madre junto a una cantidad razonable de dinero y él, podría olvidar que alguna vez me conoció y finalmente tener una vida al lado de su amante, Camille.
Sin embargo, esta humillación es algo que no dejaría pasar fácilmente, no soy estúpida y mi mente junto a mi atrofiado corazón, el cual estaba sanando lentamente, el mismo que con los “buenos” tratos de mi esposo estaba sanando y el que también, estaba dispuesta a darle, ahora eso no sucederá y no tengo tiempo alguno para lamentarme.
En mi mente no deja de rondar una pregunta inquietante, y es que me pregunto ¿Cuáles serán los objetivos de Caleb?, sea lo que sea, no dejaría que eso pasará jamás.
Bajando por las escaleras lentamente observo todo con ganas de que arda la casa y con ella, las dos personas que a mis espaldas se están riendo de mí, sigo en mi mundo no queriendo hablar con nadie, ahora, también quisiera saber cuántos hipócritas había en este lugar, quizás Douglas, Valeriana y todo el personal sean parte del complot de Caleb, quizás desde el primer día todos me están observando y no me había percatado de esto.
—Caleb, maldito hipócrita, juro que vas a pagar por esta humillación. —Susurro para mí misma, una vez he llegado al final de las escaleras, he avanzado un poco más para llegar al salón principal de la casa. Inquieta como una mantera enjaulada, no dejo de pensar una y otra vez, ¿Qué debería hacer ante todo esto?, no puedo ir por mi padre quien me dirá que solo haga lo que dice, no puedo confiar esto a mi madre, ella es muy buena e irremediablemente se agobiaría. No tengo aliados, nadie en quien confiar.
—Mi señora ¿Se encuentra usted bien? Parece haberse topado con un fantasma. —La voz de Douglas me aleja de mis pensamientos y es entonces cuando levantó la cabeza, sigo con este vestido ajustado y la mesa ya está puesta. Parpadeo para darme cuenta de que hacía, antes de enterarme de la verdad.
—Me encuentro perfectamente bien, gracias por preguntar Douglas, es solo que me perdí en mi mente. —Respondo no querido revelar mis verdaderos sentimientos. No sé quién puede ser enemigo o amigo, no sé si me tienen vigilada y ahora mismo me siento igual que cuando residía en casa de mi padre. —¿Sabes dónde está mi esposo, Douglas? La cena empezará a enfriarse. —El hombre mayor asiente, tiene una expresión de clara preocupación. Quizás sabe que está haciendo Caleb y con quien.
—Lo llamaré de inmediato mi señora, puede esperar sentada en el comedor. —Asiento y veo como el hombre avanza a paso rápido por el comedor hasta perderse por las puertas. La sonrisa que había en mi rostro cambia rápidamente por una expresión amarga.