El comienzo de un desastre

3726 Words
La tensión en el ambiente subía a niveles desbordantes, aquello ya no era una agradable fiesta de bienvenida, las miradas de los presentes en aquel lugar se clavaban en una pareja que yacía en medio del elegante salón, ambos se miraban fijamente sosteniendo la mirada al otro, los murmullos comenzaban a escucharse, la azabache no comprendía la magnitud del rechazo que acababa de hacerle al piel canela en un lugar tan concurrido, y el joven de ojos zafiro simplemente no podía creer que aquella altiva mujer de verdad estuviese rechazándolo y con ello, humillándolo frente a medio campus universitario, el ya tenía una reputación labrada desde hacía tres malditos años y esa estúpida mocosa acababa de arrojarla al suelo junto con su dignidad y orgullo. Sin lograr contener la cólera que ya lo invadía, un furioso Seth tomo las frágiles muñecas de la joven nívea arrastrándola fuera de aquel salón de fiestas, siendo observados de manera temerosa por los presentes, los de grados más altos ya sabían bien que aquella frágil jovencita no acabaría bien parada de aquella furia que inocentemente provocó en el piel canela, muchos prefirieron desviar la mirada, pues retar a aquel joven era firmar una expulsión de la universidad, nadie podía ni quería defender a la joven que creían indefensa, aunque sí que sentían lástima por ella, un grupo de angustiados amigos corrió detrás de la pareja seguidos de un fastidiado William que estaba furioso por qué la velada que tanto se esforzó por preparar se había ido a la mierda por culpa del idiota de Meuric, no se hablaría de otra cosa al día siguiente más que del rechazo y tonterías de aquel ojos zafiro. - ESCUCHAME BIEN MOCOSA, AHORA MISMO VOLVERAS A ESA ESTÚPIDA FIESTA CONMIGO Y DEJARAS QUE HAGA CONTIGO LO QUE ME VENGA EN GANA HACER, DE LO CONTRARIO TE LAMENTARAS!! - Seth estaba colérico, ni siquiera lograba razonar las palabras que le gritaba a la azabache que sujetaba con fuerza y apretaba, inconscientemente lastimándola, era como un niño a quien le acababan de negar su postre favorito, no estaba en sus cabales y tristemente había una poderosa razón a ello. - PERO QUIEN TE CREES QUE ERES, A MI NO ME VENGAS A QUERER ASUSTAR, CREES QUE TE TENGO MIEDO? QUE ME DEJARE HACER POR TI LO QUE DESEAS SOLO PORQUE ESTAS PODRIDO EN DINERO? NO ME CONOCES, NO SABES NADA DE MI- respondía la azabache visiblemente molesta, pretendiendo dejar allí al piel canela que le sujetaba con fuerza y que evidentemente no planeaba dejarla marchar fácilmente. -CALMA SETH, NO LASTIMES A LA SEÑORITA JHONSON, NO TE OFENDIO A PROPOSITO IDIOTA! SI LA LASTIMAS TE METERAS EN UN PROBLEMA! ES LA BECADA DE JOSEPH BILLINGHURST!- gritó el asustado Arthur a su amigo que no se cansaba de meterse en problemas, cada vez más grandes. Los dos peliplata, miraron aún más sorprendidos la escena, ignoraban de que la hermosa joven era quien había ganado la beca especial que su padre ofrecía cada año a alumnos sobresalientes, y a quienes siempre terminaba tomándoles cariño. Seth incremento la fuerza de su agarre arrastrando a la muchacha que ya estaba encolerizada hasta tomar su hermoso rostro con su mano, a pesar de lo dicho por su amigo, no le interesaba ganarse de enemigo al patriarca de los Billinghurst, nunca dejaría que nadie le pasara a su orgullo por encima, menos una mocosa que seguramente quería lo que cada ofrecida que estudiaba allí, dinero. -mira niña, eres muy hermosa, no lo voy a negar y si lo que te interesa es dinero yo puedo darte todo el que quieras, tan solo déjame meterme entre tus piernas - le propuso en un susurro imperceptible a los espectadores que conformaban los hermanos Billinghurst, Sasha, Arthur, un joven moreno de ojos verdes que observaba sumamente divertido aquella situación y una joven de frágil aspecto que miraba celosa a la azabache. Un golpe fuerte resonó entre los incrédulos testigos que acababan de presenciar una escena que cualquiera de ellos, que conocían a la perfección al piel canela, jamás imaginó ni en sus más bizarros sueños ver. Una muy ofendida Jeanne acababa de derribar de un fuerte puñetazo al desprevenido joven haciendo sangrar severamente su nariz. El piel canela se quedó estupefacto en el suelo sin poder reaccionar tratando de retener el sangrado que había manchado su lujoso traje, sin lograr procesar del todo lo que acababa de pasar, miró incrédulo a la mujer frente a él, le había golpeado? Esa mocosa de frágil apariencia, le había...golpeado? Miró con confusión como la joven retomaba su elegante porte y lo miraba con asco y desprecio. - No tengo idea que clase de vida has conocido ni planeo juzgarte por ella Meuric, pero si puedo decirte que no me comprarás con tu dinero, yo sola y con mis propias manos me gano el pan que me como todos los días, personas como tú que crecieron con todo en sus manos, que creen que su dinero les comprará no solo lujos, si no también personas, me dan lastima, no quiero saber lo vacío que te sientes al ofrecer dinero por mis caricias, no, probablemente ni siquiera sabes lo que es tener dignidad - eso último lastimó severamente al ojos zafiro, que escuchaba por primera vez en su vida a alguien que lo estaba claramente sermoneando y que además, acababa de romperle la nariz de un puñetazo. Todo aquel que estaba presenciando aquello no podía hacer más que mirar con asombro aquel singular momento, el orgulloso Seth Meuric yacía sangrando en el suelo a los pies de una hermosa pero sencilla becaria quien no tenía reparo en escupirle a la cara aquel doloroso y humillante sermón. -La vida no es lo que te piensas que es, a veces estamos abajo y otras veces arriba, nada dura para siempre, ni el dolor ni la alegría, así que si tú solo tienes dinero para ofrecer, le ruego a dios que nunca te falte, y que si no te falta, no descubras que esos pedazos de papel que acabas de ofrecer como precio a mi dignidad, no te compraran amor y dicha real - dicho esto la joven camino dándole la espalda al piel canela que se quedaba en silencio procesando cada una de las honestas palabras que esa joven le dedicaba, miró su desnuda y bella espalda y la odio con todo su ser, se vengaría de esto, pero algo también le decía que esas palabras que le hirieron en lo más profundo, eran más ciertas de lo que el podría imaginar y deseaba admitir. Todos los presentes miraban consternados lo que acababa de ocurrir entre esos dos, pero en los dos Billinghurst había nacido un brillo especial por esa joven hermosa, altiva y orgullosa, que tenía un fuerte sentido de la dignidad y una sabiduría que no habían visto en nadie salvo en su padre, era digna, sin duda lo era, y a cada uno de los presentes les había quedado muy claro. -levántate amigo, nadie más que nosotros ha visto esto, y nadie lo sabrá...- dijo Arthur sentenciando con la mirada a todos los que allí se encontraban mientras ayudaba al piel canela a levantarse del suelo.  - Sera mejor para ti que no intentes amenazarme Berrycloth, no es como si me importara lo que pase con ese idiota - replicó William alejándose del sitio para volver a la fiesta, aquel espectáculo que le había regalado la azabache lo había divertido de sobre manera. - Jeanne Jhonson eh?- se murmuró a sí mismo el mayor de los hermanos Billinghurst dejando a todos atrás. Arthur ya se había llevado a Seth de allí, Sasha, Edward y el joven de ojos verdes que acababa de presentarse como Kayden, primo de Arthur, se acercaron para felicitar animosamente a la joven que acababa de partirle la cara al más presumido sujeto que conocían, pero el joven peliplata se había declarado para sus adentros enamorado de esa chica que desde que la vio se robó su atención. -Déjame aquí y vete, quiero estar solo- ordenó el piel canela a su mejor amigo y este obedeció, sentado a una distancia prudente, aún podía ver perfectamente la silueta de la joven que se acababa de ganar su rencor, y también algo más de lo que el ojos zafiro no se dio cuenta, un coche llegó hasta el sitio iluminando levemente el rostro de Seth logrando reconocer al hombre de blancos cabellos que lo manejaba, era el mismo sujeto que había cargado en sus brazos de forma patética a la infame Jeanne Jhonson el día que ellos dos se conocieron. -Vaya, parece que tú príncipe ha llegado para llevarte princesa, aunque no necesitas de su protección- se dijo Seth así mismo tocando su inflamada nariz. Observó bajar al peliblanco del vehículo y envolver entre sus brazos a la joven que parecía ya estarlo esperando, hacia un rato que se encontraba sola en el lugar y noto algo extraño que le forzó a ocultarse fuera de la vista de ambos...Jeanne parecía estar llorando abrazada al cuerpo de aquel hombre que se veía notablemente mayor que ella, y este le acariciaba la larga cabellera azabache en un sutil movimiento que pretendía brindar consuelo. Lo había decidido, se vengaría de aquella mujer, la volvería loca por el, la enamoraría y después la desecharía como basura, no le iba a permitir la dicha en brazos de ese hombre, le arrebataría la felicidad, ella le había devuelto sensaciones que creía enterradas y le arrojaban a su doloroso pasado, y eso lo pagaría caro. Si la mirada pudiera matar, Jeanne y Alexander ya estarían muertos, aunque ninguno podría ni siquiera imaginar lo que él piel canela de ojos zafiro comenzaba a tramar para ellos.     La elegante velada había llegado a su fin, todos los alumnos de las diferentes universidades del campus se habían retirado, Jeanne permanecía en silencio mientras las lágrimas se derramaban sobre sus tersas mejillas, aquella noche no había sido el sueño que esperaba que fuera, recuerdos que la herían en lo profundo de su ser la atormentaban, aquel hombre de mirada zafiro que quemaba como fuego infernal la hacía revivir viejas memorias de las que intentaba escapar desesperadamente desde hacía demasiado tiempo. Alexander observaba a la bella jovencita, apretaba furioso el volante deseando haber sido el quien le rompiera la cara a aquel hombre que la había ofendido, podía imaginar el tipo de pensamientos que atormentaban a la azabache que amaba, aunque admitía lastimosamente para sus adentros que no había mucho que pudiera hacer para protegerla de sí misma y de aquellos terribles recuerdos que él tiempo no habría logrado borrar… y que quizás nunca podría. Conduciendo hasta el hogar de la azabache Alexander se despedía de la melancólica joven en un abrazo que lograba reconfortarla, prometiendo hacia sus adentros protegerla de todo aquel que se atreviera a lastimarla.     Sasha caminaba hacia el lujoso auto de su prometido, había decidido permitir que su mejor amiga se marchará sola junto al hombre que sabía ella amaba, aquella noche había sido arruinada en su totalidad por los egoístas propósitos de Meuric y sabía que Alexander era la única persona que podía brindarle el consuelo que sabía necesitaba. -Pareces muy pensativa Sasha – puntualizaba Arthur sin dejar de mirar a su hermosa prometida, sabía bien lo que estaba pasando por su mente, el mismo no podía creer todo lo que había ocurrido apenas un par de horas atrás, presentía para sus adentros un desastre aproximándose, conocía a Seth mejor que nadie y sabía muy bien lo que era capaz de hacer para lograr un objetivo. - Me siento intranquila, se que Meuric es un hombre vengativo, me preocupa Jeanne, pero debes saber que aunque el sea tu mejor amigo no voy a permitir que la lastime – respondió Sasha mirando fijamente a los ojos azules de su prometido. - Lo sé, intentaré mediar con el, se que parece increíble pero Seth no es una mala persona… bueno, no tan mala… - respondió el Moreno. Sasha lo miró con ironía y se preguntaba a sus adentros como es que su prometido podía defender a semejante escoria, ambos sin embargo sentían pesar en su corazón cada uno por el mejor amigo al que adoraban como un hermano, esperando que aquella disputa no generará diferencias entre ellos.  Con aquel pensamiento, los prometidos se retiraron al igual que todo el mundo, deseando dejar atrás aquella pesada noche.     Un nuevo día daba comienzo, Seth se encontraba sumergido en sus pensamientos, aquella azabache se había retirado del sitio la noche anterior junto al peliblanco que parecía cuidarla como un tesoro,  había prometido robarle el corazón y destrozarlo sin piedad, la joven menciono es su sermón que el amor era algo que él no podría comprar, y si el dinero no se lo compraría entonces lo robaría, estaba dispuesto a todo para lograr su propósito, después de todo el siempre obtenía lo que quería, y esto no sería la excepción, le demostraría a la piel nívea que el mundo no se movía por estúpidos sentimientos, eso era algo que él tenía claro desde niño. - Me llamaste Sethie?- una fría voz femenina lo saco de sus pensamientos. - así es Amelie, necesito que investigues a alguien- respondió el piel canela a la joven de fría expresión, piel pálida, ojos zafiro y larga cabellera negra que tenía frente a él. - Déjame adivinar primito, quieres que investigue a la mujer que te dejo así la nariz- dijo con burla señalando el rostro del molesto joven. - tan intuitiva como siempre, sin duda eres una mujer muy astuta- río con sarcasmo el ojos zafiro. - Te has puesto en ridículo, tu no eres así Seth, dime porque esta vez actuaste como un niño de 6 años y no pusiste en su lugar a la idiota Jhonson?- dijo severamente molesta la joven de delicada apariencia a su primo sin todavía comprender muy bien el porque actuó de manera tan patética, el era el heredero de su familia y no podía dar espectáculos de tal magnitud.  - No lo se Amelie, esa mujer me saca completamente de mi mismo y por eso es que voy a destruirla - respondió el ojos zafiro con evidente molestia.  - Si el abuelo se entera de esto puedes considerarte acabado, tú serás la cabeza de nuestra familia, no puedes dejar que nadie te pase por encima, y menos aún una simple becaria que no tiene dónde caer muerta, nos has deshonrado al verte como te vez y ya estoy cansada de siempre cubrirte el trasero, una cosa es lidiar con las mujerzuelas que te llevas a la cama y otra es permitir que alguien te humille frente a los Billinghurst - sentenciaba Amelie a Seth visiblemente furiosa.  - a mí no me interesa lo que piensen los Billinghurst de mi, por mí se pueden ir al demonio junto con el abuelo, pero tienes razón en algo, me deje llevar y no cometeré otro error como este, esa chica Jhonson me las pagara, necesito que mañana mismo me tengas toda la información de ella - el piel canela había logrado serenarse y ya sabía lo que tenía que hacer. - Bien, cuenta con ello, también ya me hice cargo de que tu incidente con ella no se esparza como pólvora en la universidad, todos mantendrán la boca cerrada, y lo que sea que tengas en mente será mejor que lo hagas con prudencia, no siempre podré cubrir tus estupideces Seth- dicho esto la chica se retiró del lugar. Amelie era la prima del piel canela, hija del único hermano que tenía su padre, pero al nacer mujer y ser la hija del menor de los hermanos, no tenía derecho a heredar el título de cabeza de familia, detestaba las costumbres machistas de su familia, sin embargo, ambos primos eran tal para cual, ruines y capaces de toda bajeza, y por eso no había nadie en quien Seth confiara más pues ambos seguían un mismo propósito. -Bien Jhonson, no tienes idea de lo que te espera- el joven se retiraba del lugar con el firme propósito de vengarse de la joven azabache.   En el departamento de la bella joven, Jeanne se preparaba para marcharse a la universidad, había pasado una parte de la noche llorando con Alexander quien estaba hecho una furia al saber lo que había ocurrido, solo unos pocos sabían lo que aquello había provocado en su hermosa protegida, y se lamentaba de no haber estado allí para defenderla. Jeanne miraba con atención sus muñecas, habían quedado moretones por el fuerte agarre de Seth, y miraba con tristeza recordando aquello, sin embargo no había tiempo para desperdiciar en ese chico ególatra, recién comenzaba su carrera, estudiar Medicina había sido su sueño desde hacía mucho tiempo atrás y ahora que finalmente lograba ser universitaria no podía permitirse perder el tiempo, tomando sus cosas y un suéter holgado para ocultar aquellas marcas, se dirigió hacia Brunel con la satisfacción de haber logrado partirle la cara a Seth Meuric. - Buen día Jeanne- saludaba la castaña a su amiga aún impresionada por lo ocurrido la noche anterior, le habían pedido guardar silencio sobre el tema y se había visto obligada a acatar órdenes junto a los demás testigos, debían de mantener silencio, los Meuric no eran personas con las que meterse y tragando todo su malestar al escuchar el mandato de voto de silencio que le impuso su padre, se sentía mal de no poder hacer más que obedecer. En ocasiones Sasha sentía envidia de la libertad que gozaba su mejor amiga, jamás atada a tradiciones familiares arcaicas y poder decir y hacer lo que quisiera, sus mundos eran tan distintos que difícilmente podría evitar sentirse del modo en que ocasionalmente se sentía. -Buen día Sasha – saludaba animada la azabache. - Hola Jeanne! - Saludaba el joven peliplata a la azabache quien le correspondía con una sonrisa. - Buenos días Edward! – correspondía el saludo la joven. - Miraba el horario y note que casi todas las clases las tendremos juntos - decía el joven de ojos celestes sin disimular la emoción que aquello le provocaba, Jeanne le gustaba, y el hecho de compartir varias horas a su lado le brindaba la oportunidad de conocerse. - Ehh! En serio, que envidia, nosotras solo compartimos un par de clases, que suerte tienes Eddy- contestaba con molestia la castaña notando la emoción del peliplata por su querida amiga. - Bueno no te enojes Sasha tenemos los ratos en la cafetería jaja- reía la azabache a sus amigos, Edward se parecía mucho a Alexander y no le molestaba la idea de compartir momentos con el, se sentía a gusto con su compañía. - Por cierto Edward, porque apenas llegas a la universidad?, ya hace más de una semana que comenzamos el semestre - preguntaba Sasha realmente extrañada, sabía bien que el padre del peliplata era el hombre más importante de la universidad y que se involucraba bastante en ella. - Tenía que dejar algunos asuntos terminados, los hospitales de la familia están haciendo algunos cambios, pero ya terminé con aquello y aquí me tienes - el joven se llevó las manos a los bolsillos de los jeans de mezclilla que llevaba y camino junto a las chicas dentro del campus para dirigirse a sus clases.  Los Billinghurst eran una de las 5 familias más poderosas de Inglaterra, y eran dueños de empresas variadas aunque su campo principalmente se concentraba en hospitales, Joseph Billinghurst, el patriarca de la familia era de un corazón bastante generoso y les había enseñado a sus hijos sobre ser humildes y sencillos, aunque estos rara vez aplicaban sus enseñanzas. En la oficina del rector el orgulloso piel canela estaba llevando a cabo la primera etapa de su retorcido plan. - Haré lo que me pide joven Meuric, pero espero no tener ningún problema con el señor Billinghurst, la joven es su becaria y tengo entendido que si se mantiene al pendiente de ella - decía abochornado el rector pues no quería tener de enemigo ni al heredero Meuric ni al patriarca de los Billinghurst.   - el viejo Billinghurst no lo sabrá o si?, Solo revisa las notas de Jhonson, no debe tener idea de cómo luce ella, además solo quiero que la dejes bajo mi tutela en los proyectos que te he pedido que le pongas para que siga manteniendo su estúpida beca, eres el jodido rector Darwin, maquilla lo que tengas que maquillar y será mejor que no me estorbes - sentencio el piel canela al asustado hombre que sabía muy bien lo que ese joven era capaz de hacer. - Será como usted diga joven Meuric- le respondió el anciano al joven que abandonada su oficina. - Hey Sethie, aquí tienes lo que me pediste, creo que te será muy útil esto- reía con malicia Amelie mientras entregaba un folder a su primo que contenía la información de la joven azabache. - Muy bien primita, serás la compañera de Jhonson en todas sus clases, lo arregle así, no debes permitir que ese imbécil de Edward Billinghurst se acerque demasiado a ella, además se muy bien que ese sarnoso te gusta, espero que aproveches la oportunidad que te estoy dando – dijo con sarcasmo el ojos zafiro. La joven río con malicia, si bien ambas familias se tenían rencor, siempre le había gustado el menor de los Billinghurst y su padre le había encomendado enredar al joven peliplata para unir a ambas familias e incrementar el prestigio de la suya. - no te preocupes Sethie, yo me encargaré de eso- la joven de lacia cabellera se despedía de su primo y el joven de ojos zafiro se retiraba a su departamento a leer el informe que su astuta prima le había proporcionado. - Vaya que eres una caja de sorpresas Jhonson - se dijo a sí mismo al revisar la primera hoja de aquel informe y caminando hacia su auto se retiraba del sitio con una sonrisa de autosatisfacción en sus labios. Lejos estaba, sin embargo, de saber lo que aquel sobre contenía, destapar una piedra a veces no resultaba ser la mejor de las ideas y eso Seth Meuric estaba cerca de descubrirlo, el comienzo de un desastre se podía sentir a la par del viento. 
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