El sol entraba por la ventana y la delicada figura de la piel nívea se delineaba debajo de las blancas sábanas, el viento cálido acariciaba los cuerpos durmientes que se aun se hallaban abrazados uno del otro. Sus hermosos y achocolatados ojos miraban al aún dormido piel canela, su serena respiración, su hermoso rostro...era la primera vez que observaba a detalle al arrogante Seth Meuric, siempre había estado consciente de lo atractivo que era, pero el verlo así, tan cerca suyo y sintiendo el calor de su piel...era…simplemente increíble...con las yemas de sus finos dedos comenzó a acariciar cada borde del rostro del apuesto joven, la tranquilidad que trasmitía al dormir le recordaba a un niño pequeño, y embriagada por el aroma del perfume del ojos zafiro, le plantó un beso en los labios.