Una voz de la razón Una que no quería en este momento. Me detuve en seco y lo miré, era un poco más bajo que Theon, pero su complexión más delgada lo hacía lucir igual de alto. —No me importa —dije sabiendo que sonaba terca e infantil, pero realmente no me importaba en este momento. Me di la vuelta y comencé a caminar en dirección opuesta hacia la ciudad. Lo escuché suspirar mientras agarraba mi muñeca y me daba la vuelta hacia sus brazos. Diosa, ¿qué tienen estos hombres que me jalan como una maldita muñeca? Sus brazos se apretaron a mi alrededor y me miró seriamente. —No quieres volver a casa, ¿verdad? Entonces puedes quedarte en mi lugar esta noche —sugirió, mirándome. Mi corazón tronaba mientras me daba cuenta de que nuestros cuerpos estaban firmemente unidos. —No creo que s