THEON Entré a la oficina del rey, tratando de hacer mi mejor esfuerzo para mantenerme sin emociones. La rabia ardiente de resentimiento y odio que burbujeaba debajo de la superficie de mi piel se hacía más fuerte. No podía quitar la imagen de ella de mi mente, con esa delgada camisa blanca, parada en el frío con preocupación y miedo claros en sus ojos grises... Lo odiaba, odiaba haberla dejado cuando la veía quebrándose ante mis propios ojos. Solo quería un pequeño gesto de seguridad de que no la abandonaba, pero lo estaba haciendo, y no podía hacerla esperar más tiempo del que ya había hecho. Fue una de las cosas más difíciles que he hecho en mi vida, pero tenía que hacerlo. Ella era una distracción de mi objetivo. —Theon, ¿estás bien? —preguntó Andres, frunciendo el ceño mientr