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—Te ayudaré a mejorar tu día —dice con picardía, lo que me pone nerviosa, pero disimulo frunciendo el ceño.
—Mi día mejoraría si tú te vas y me dejas tranquila en mi apartamento —contesto seria. Él se acerca mucho a mi rostro. Mis ojos se abren y contengo la respiración. «¿Me va a volver a besar?». Siento su aliento en mi rostro, gira un poco hacia mi oído.
—Siento no poderte ayudar con eso —dice en un susurro que hace pasar un escalofrío por mi cuerpo. Se separa de mí con una sonrisa malvada y se va caminando hacia la cocina como si esta fuera su casa.
—¿No te han dicho que eres un confianzudo? —le digo siguiéndolo y lo veo levantar los hombros.
—Y así me aman —contesta engreído y volteo los ojos.
Lo único que quería era llegar a acostarme en mi cama y poder
