Capítulo 36. La voz de Paolo podía escucharse en toda la mansión. Cubro mi boca con mis manos y muevo la cabeza negando. Ahora que lo pienso bien, estoy segura de que quizás todas las mujeres que se acostaron con mi esposo hicieron lo mismo que yo, todas huyeron del país por miedo a lo que se dice de él, quizás haya en el mundo otras mujeres embarazadas y otros hijos de Paolo no reconocidos, por culpa de todo lo que la gente dice, -- ¿Bella? – nuevamente Juanma me vuelve a llamar, -- No pasa nada – le digo, pero la verdad es que ni yo estoy muy segura de eso, debo hablar con el señor Mark de todo esto hoy mismo, -- No entiendo por qué todo el mundo muere por ese tipo, que de bueno le ven. Acá dice que es dueño de casi todas las empresas del país, Ok, tiene dinero, todos acá lo tenem