Aarón preparó la cena y fue ayudado por su hijo. Puso un taburete al lado del fregadero donde Roben lavó los tomates después de mostrarle cómo hacerlo.
Roben estaba feliz. Limpiaba un tomate y se lo mostraba a su padre, diciéndole:
—¡Papá, mira! ¿Está limpio?
Aaron le sonrió a su hijo y asintió, quitándole el tomate. —Está limpio. ¡Bien hecho, hijo!
Roben sonrió de oreja a oreja y siguió lavando los tomates.
Aaron cocinó durante horas y luego puso la mesa. Los niños tenían mucha hambre porque llevaban mucho tiempo esperando. Tessa se había ofrecido a prepararles algo sencillo, pero ellos se negaron, queriendo probar la comida de su padre.
Sin embargo, Aaron tardó mucho en la cocina, pero los niños esperaron pacientemente a pesar de sus ruidos estomacales. Cuando terminó, llamó a tod
