Han pasado varios días desde que William y Elizabeth se reconciliaron. Rebeca sigue rondándolo, pero William ya le dejó claro que ama a Elizabeth y no la va a engañar, aunque Rebeca no se piensa dar por vencida.
—Te amo —dice William y besa a Elizabeth. Ella lo rodea por el cuello con sus manos, mientras se pierde en sus ardientes besos. William acaricia sus piernas y después sube hasta sus pechos, los acaricia con fuerza. Elizabeth siente la excitación recorrer su piel.
La besa más ardientemente y Elizabeth le corresponde. William le desabotona ágilmente la blusa y después se quita la camisa. Elizabeth lo mira fijamente, es muy sexy y ardiente.
William la lleva a la cama, se coloca encima de ella. Elizabeth lo mira, tiene miedo, pero estar con él es lo que más desea.
William desabotona los jeans de Elizabeth y se los quita. Después besa su vientre, ella se remueve en la cama al sentir los besos del hombre que ama. William hace un recorrido de besos por el abdomen hasta el cuello de ella y después a su boca. Le quita el sostén y baja sus manos hasta las caderas de Elizabeth, desliza los dedos por su piel hasta deshacerse de los panties. La mira fijamente, está excitado, desea mucho estar con ella y hacerla suya. Abre lentamente las piernas de ella, Elizabeth lo mira con nerviosismo pero lo quiere, lo necesita.
William entra en ella lentamente. Elizabeth gime de placer al sentirlo dentro, se mueve en ella mientras la besa con pasión. Elizabeth siente el éxtasis recorrer su cuerpo. William se mece más fuerte dentro de ella, Elizabeth gime más cada vez que él entra. Nunca había experimentado esas sensaciones recorrer su piel. William la mira con intensidad, sus poros desprenden la excitación por sentir su perfecto cuerpo desnudo junto a él. Se mueve más rápido, gime también, su respiración es rápida mientras entra más fuerte. Elizabeth lo mira, William sabe que está a punto de llegar al máximo orgasmo. Ella se sujeta más al firme cuerpo de él mientras la besa con furor. Elizabeth gime fuerte, llegando al máximo placer. William la besa con pasión haciéndole saber que es suyo, su corazón.
Los rayos del sol entran por la ventana. William la mira dormir, piensa en lo hermosa que es. Le da un casto beso en la frente. Elizabeth abre los ojos lentamente y sonríe para él.
—Hola —dice ella adormilada.
—Hola —contesta William con una tierna sonrisa y quita unos cabellos que resbalan por el rostro de la mujer que ama.
—Te amo —dice Elizabeth. William la mira con cariño.
—Yo te amo a ti —dice William y la besa.
—Nena, ¿por qué no me dijiste? —dice William de pronto. Elizabeth lo mira confusa.
—¿Qué? —pregunta ella con temor.
—Anoche, cuando te hice el amor, me di cuenta de que nunca habías estado con ningún hombre. ¿Por qué no me lo dijiste? —pregunta William. Elizabeth lo mira avergonzada.
—No lo sé, no quería que te desilusionaras de mí —dice afligida. William la mira desconcertado.
—¿De qué hablas? —dice William sin entender.
—Tú has estado con muchas mujeres, Rebeca dijo que ella había sido tu mejor amante y yo no tengo experiencia —dice Elizabeth. William la mira divertido.
—Nunca me desilusionaría de ti —dice William con una sonrisa.
—Yo nunca había estado con nadie porque solo te he amado a ti y quería que tú fueras el primero y el único —dice Elizabeth. William la mira y la besa con cariño.
—Entonces, ¿te gustó? —pregunta Elizabeth temerosa. William la mira serio y Elizabeth se pone nerviosa.
—No —dice William secamente. Elizabeth lo mira afligida.
—No me gustó, ¡me encantó! —dice William y sonríe traviesamente. Elizabeth le da un suave golpe y William la vuelve a besar.
—¿De verdad? —dice Elizabeth con ilusión. Esperaba que él también hubiera disfrutado tanto como ella.
—Eres perfecta, eres la mejor, y anoche fue la mejor de mi vida —dice William. Elizabeth sonríe, lo acerca a su cuerpo y lo besa. William le corresponde y se pierden en su amor.
—Vaya, hasta que llegas, hermanito. ¿Dónde pasaste la noche? O mejor dicho, ¿con quién? —dice Mason sentado en el sillón con el control del televisor en la mano. William lo mira con enfado.
—Déjame en paz —dice William y abre el refrigerador, toma una botella de agua y bebe. Mason lo mira con recelo.
—Te conozco, hermanito. Dime a qué mujerzuela te llevaste a la cama, anda, cuéntame —dice Mason con lujuria.
—Eres un maldito enfermo —dice William y Mason ríe ampliamente.
—Está bien, no me des detalles. Me conformo con saber que la pasaste bien. Te recomiendo que no se entere la niñita porque no creo que le agrade saber que te tiras a otras —dice Mason con burla, refiriéndose a Elizabeth. William le rueda los ojos irritado. No le iba a decir a su hermano que venía de estar con la mujer que ama.
Ha pasado más de un año. William y Elizabeth siguen juntos. Él la ama más que a nadie y lo único que quiere es estar con ella. Lo ha estado pensando y sabe que no puede dejarla ir.
—¿Qué pasa, William? ¿Por qué tanto misterio? —pregunta Elizabeth con curiosidad.
—Tengo algo para ti —dice William nervioso. Entran a un pastizal lleno de árboles y flores. Elizabeth lo mira fascinada.
—Es hermoso —dice Elizabeth, mirando el hermoso lugar.
—Elizabeth, tú eres lo mejor que me ha pasado en la vida. No quiero separarme de ti nunca —dice William sintiendo un cúmulo de sensaciones en todo su cuerpo. Elizabeth lo mira atenta.
—Yo sé que no soy el mejor hombre del mundo, pero he cambiado porque te amo y quiero ser digno de ti —dice William con pesar, recordando su oscuro pasado. Elizabeth lo mira confusa.
—¿De qué hablas, mi amor? —dice Elizabeth sin comprender. William saca una cajita de sus jeans y la abre frente a Elizabeth.
—Elizabeth, ¿quieres, quieres ser mi esposa? —dice William. Elizabeth lo mira atónita.
—¿Estás... estás hablando en serio, William? —dice Elizabeth emocionada. William la toma de la cintura y la acerca a su cuerpo.
—Sí, nena, te amo. Lo único que quiero es estar contigo. Ya no puedo vivir sin ti. Quiero que seas mi esposa y hacerte muy feliz —dice William. Elizabeth llora de felicidad.
—Sí, sí quiero ser tu esposa —dice Elizabeth entre lágrimas. William le pone el anillo y la abraza fuertemente.
—Te amo —dice William y la besa con amor. Ella se aferra al cuerpo de William, sabiendo que es ahí donde quiere estar.