Luego de pasar un día estresante en la Universidad y una tarde relajante con Maya, me fui a casa, el reloj marcaban las once y quince minutos de la noche, al abrir la puerta, vi a mi madre sentada en el sofá, la casa estaba a oscuras, sólo la alumbraba una pequeña lámpara que estaba junto a la mesa. Me le acerqué y pude escucharla llorar. —¿que te sucede porque estas así, con la luz apagada y llorando? —le dije mientras me sentaba a su lado. En ese momento se pasó las manos por sus mejillas para limpiar un poco sus lágrimas. —¡Es por tu papá hijo! discutimos, recogió sus cosas y se fue de la casa. Trate de hablar con el y explicarle que como mujer me estaba sintiendo sola, que no compartíamos igual que antes, y lo que hizo fue enfadarse diciendo que no lo entendía, que tenía mucho trabajo