Capítulo 14

1930 Words
Día 10 El sol comenzó a aparecer frente a nuestros ojos, era reconfortante sentir los rayos del sol en nuestra piel despues de una noche sin dormir por preparar las cosas. Lo bueno es que no estuve sola, Liam me acompañó en todo momento. Sí, le puse nombre al pequeño, bueno no tan pequeño ya que tenía la mitad de mi vida viviendo, así que tampoco era tan joven. Todo estaba listo y ambos caminábamos colina abajo para ir con Elián. Tratamos de ser lo más silenciosos que podíamos, pero Liam quien llevaba en sus manos una pelota se tropezó con una piedra y cayó colina abajo mientras yo corría detrás de él para detenerlo, pero la nieve lo hacía ir más rápido a hasta llegar al punto de que el pobre comenzó a cubrirse de nieve que comenzó a darle forma de una gran bola de nieve que rodaba cuesta a bajo. — ¡Perezaaaaaaa~!.— me gritó mientras seguía rodando colina abajo. — ¡¡Liam!!. ¡Trata de detenerte, si sigues así llegarás al pie de la montaña!.— le grité mientras corría detrás de él. — Que inteligente señorita Pereza, es una gran idea.— me respondió con un tono que desprendía sarcasmo.— ¡Si pudiese ya lo habría hecho!. — Que chico más malcriado, bien...— rode los ojos.— emm, lo mejor sería que.. ¡sueltes la pelota!.— le aconsejé mientras corría detrás de él. — Nooooo.— me respondió.— me dijiste que la podía conservar. — ¡Que terco, no eres un niño!.— bufé mientras seguía tratando de alcanzarlo. Estaba tan cansada por todo lo que había ocurrido en los últimos días, todo eso no me había dejado descansar ni un solo momento. Todo ese cansancio me hizo caer sobre la nieve sin importarme el frio, dejando que él siguiera en lo suyo, que solo era rodar por su terquedad. Era su culpa por no hacerme caso, debía afrontar las consecuencias de sus actos. Sin ganas de levantarme solo comencé a arrastrarme para que no le dijera nada a su señor de que no lo cuidé durante su estadía, pero al avanzar poco levanté mi mirada para encontrarme con Elián quien llevaba en brazos a Liam que se encontraba cubierto de nieve. Su rostro serio me preocupó, hasta que solo se sentó frente a mi sin soltarlo. — Gracias por detener a Liam, estaba preocupada por él.— me senté.— ¿y cómo estas?, ¿te duele algo?, ¿quieres descansar más?.— le pregunté sin importarme que me escuchase muy preocupada. Solo negó.— Estoy bien.— me respondió sin expresión alguna. — ¿Éstas molesto?.— le pregunté. Desvió su mirada.— Sí, no entiendo porque arriesgaste tu vida para ir por mi... yo fui a voluntad, jamás me obligaron. Escucharlo me molestó tanto que no pude contener mis nuevos sentimientos que adquirí durante mi viaje en busca de salvarlo, odié admitirlo, pero aún así hablé sin importarme la presencia de Liam. — ¡¿Eres estúpido?!. Elián, ambos estuvimos de acuerdo en jugar con la nieve el décimo día.— fruncí el ceño.— y no me importa si fuiste obligado o no... yo quería verte sonreír y cumplir tu deseo y si eso significaba luchar contra mis ex compañeros.... Me interrumpió.— ¿Ex compañeros?.— me miró preocupado. — Eso no importa ahora... lo importante aquí es decirte que yo juro que lo volvería a hacer, lucharía una, y otra, y otra vez... sin importarme si muero... yo volveré a renacer y volveré a ti para protegerte de esos ingratos. Su rostro demostró una expresión de sorpresa seguido de un gran rubor que cubrió su rostro, Liam al verlo solo sonrió y bajó de los brazos del arcángel para después solo decirle: "Elián, usted parece un tomate". Ese simple comentario le hizo cubrirse el rostro y con lágrimas en los ojos comenzó a negar, por otro lado solo me acerqué a el para tomarlo de las manos y descubrirle el rostro. — Elián no llores, que si lo haces no podré salir contigo, recuerda que con eso me deberás un helado.— le sonreí. — ¡¡Perdón!!.— me gritó en respuesta para después solo abrazarme y esconder su rostro en mi hombro. — ¿Por qué te disculpas?.— le pregunté mientras correspondía su abrazo. — Estoy imaginado o tal vez soñando algo imposible... soy un tonto, aún sigo delirando por el dolor... aún estoy encerrado.— me abrazó con más fuerza.— si este es un sueño... no quiero despertar. — No es un sueño Elián, es la realidad. Luché por ti, y todo lo que te dije es verdad... Me interrumpió.— ¡Pero Pereza me odia! — No es así, si te odiara... jamás hubiese arriesgado mi vida por ti, mi querido amigo de grandes alas y belleza deslumbrante.— le sonreí. Su expresión en esos momentos era de sorpresa, pero aún trató de sermonearme sobre lo mal que había hecho en ese acto tan irresponsable que había hecho al lanzarme sin importarme mi vida. — Pereza, eso fue demasiado peligroso y arriesgado.— me habló con un tono que demostraba preocupación.— No debiste hacerlo... Lo interrumpí.— No me importa. Lo volvería a hacer, incluso si esta vez la deidad oscura te aleja de mi... yo iré contra el para salvarte. — Pero tu vida... Lo volví a interrumpir.— Elián... ya te dije que si muero volveré a ti. — Pero si yo ya voy a... No le permití terminar, sabía lo que estaba a punto de decir y sinceramente no quería escucharlo, me iba a deprimir. Para callarlo solo le cubrí la boca con mi mano y la otra la llevé a su hombro, solo lo hice para decirle lo que él quería escuchar en esos momentos. — Yo te buscaré, no importa el tiempo que tenga que esperar o lo que tenga que hacer para traerte de vuelta.— le descubrí la boca. Nunca creí que él tendría fuerza por su comportamiento, pero estaba equivocada. Su fuerza casi me asfixiaba, si no fuese por Liam, Elián no se hubiese percatado de eso. — ¡¡¡Ahh!!!. ¡¡¡Señor Arcángel Elián, si sigue así... la señorita Pereza no podía hablar más con usted!!!.— le gritó desesperado. Al escucharlo, rápidamente me liberó, momento en el que comencé a recuperar el aliento. Su rostro que demostraba preocupación y eso me hizo sentir ternura, a lo que solo opté por tratar de hacer que se sintiese mejor y no mal por su inocente acto de felicidad que casí acababa con mi vida. — No te preocupes por eso. Estas feliz y lo entiendo, fui demasiado dura y fría contigo, por eso te permití hacer esto te hace feliz.— le sonreí levemente. — Pereza... ¿por qué de pronto tu...? Sus palabras callaron al verme levantarme de la nieve, quizá no esperaba que le ofreciera mi mano para ayudarlo a levantarse, pero aún así la aceptó y tomó con fuerza. Al ayudarlo a levantarse noté que aún me tomaba de la mano pero no me molestó ni siquiera me tomé la molestia de mencionarlo hasta que el mismo se percató de su acción. Miró hacia nuestras manos.— Sentir la calidez de tu mano me hace muy feliz.— me sonrió. — Y a mi me hace feliz tenerte a mi lado.— murmuré, cosa que no se si escuchó. Los tres comenzamos a caminar a la cima de la montaña, pero en el camino una duda surgió en Elián, quien no se quedó callado y me preguntó: — ¿Por qué llamaste Liam pequeño?.— me preguntó mientras veía con detenimiento al de cabellos color azabache. — No soy un niño.— habló pero fue ignorado. — Por su voluntad y fuerza para conseguir y ayudar a los de su alrededor. Además también Liam significa protector, él ha luchado y velado por las almas que no podían pasar por la niebla... el era su guía y protector, por eso el nombre de este niño.— le expliqué. — ¡¡¡Ya les dije que no soy niño!!!.— nos gritó un poco molesto. — Liam... callate.— le pedí.— solo tienes nueve mil años. — Jajaja, Liam, aún eres joven.— se comenzó a reír Elián. — ¡¿Cuántos años tienen para que crean que pueden llamarme niño?!.— nos preguntó. — Elián tiene veinte mil años, y yo solo tengo diecinueve mil novecientos noventa años.— sonreí triunfante.— así que somos mucho mayores que tú. La expresión de sorpresa de Liam nos hizo reír a mi y a Elián, quien abrazó mi brazo. Estaba muy apegado a mi, pero su calidez no me molestaba en absoluto, al contrario, llenaba mi corazón y tranquilizaba mi ser inquieto. Después de esa pequeña charla seguimos caminando, y Elián me hizo una pregunta que solo me hizo reír. — ¿Ya quieres saber lo que significa?. Creí que serías más paciente.— le sonreí. — Es justo que le digas a él lo que significa su nombre, ya le dijiste el mío ahora sigue el suyo.— me dijo Liam quien caminaba a mi lado. — Pereza, te aseguro que no me molestaré.— se apegó más a mi. — Ayy, esta bien. Elián significa hijo de la luz, pero yo me apegue más a su otro significado que es.... él que da vida.— lo miré. — ¿Y por qué?.— me sonrió. — Porque me diste vida, estaba muerta en vida pero me diste las ganas de vivir nuevamente.— le expliqué. — Eso es muy lindo, ¿no es así Elián?.— le preguntó Liam mientras se giraba para verlo. Su rostro volvió a tornarse rojo, pero no le hice un comentario por eso, al contrario, solo callé y lo admiré, pero Liam... ese mocoso no se quedó callado y aprovechó la oportunidad para burlarse de Elián. — jajajajaja, Arcángel Elián, usted le ganaría a un tomate en un concurso. O tal vez a las rosas que... No le permití que siguiera y gracias a que estaba cerca de mi, solo le di una fuerte palmada en la espalda que lo hizo callar. Me miraba con desaprobación, pero se lo merecía por casi revelar nuestro secreto. — ¡Señorita Pereza!. ¡¿Por qué?! Por otro lado Elián solo reía al ver la expresión de Liam quien se estaba quejando, me alegraba verlo reír de esa forma, sin preocupación alguna. Realmente lo admiraba demasiado, tan centrada estaba en él que Liam al verme solo dijo: — Se molestó solo porque le dije cosas a su novio el arcángel Elián, ¿no es así señorita Pereza?.— me preguntó con una sonrisa que reflejaba picardía. Sentí mi rostro arder, y solo por eso no quería ver a Elián. Aún que sospechaba que también se encontraba como yo en esos momentos. Un poco molesta por el comentario incómodo, solo amenacé a Liam quien no se tomaba enserio las cosas. — ¡Ya verás!, ahora yo te haré rodar colina abajo por... Me interrumpió.— No te preocupes, no me molestó en absoluto eso...— me miró.— en realidad... me gustó escuchar eso. No sabía como responder o que hacer, era algo inesperado. Su simple sonrisa acompañada de ese rubor hacia a mi corazón latir con fuerza como si quisiera salir de mi pecho, sin permitirme tan siquiera hablar.
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