CAPÍTULO 6

1071 Words
ANGELINA No durmió en casa. Me la pasé en vela durante toda la noche, esperando que Andrew apareciera. Mi nana entra en mi habitación, abre las ventanas y cruza los brazos con mucha molestia mientras me mira fijamente. —No deseo un sermón y mucho menos a esta hora de la mañana —digo. —¿Desde cuándo amaneces pendiente de un hombre como Andrew? —Es mi esposo —afirmo, saliendo de la cama. —Sabes de lo que te hablo, Angelina —Mi nana me recrimina—. No debes estar pendiente de lo que haga o deje de hacer. —¿Por qué estás molesta? —le pregunto— Siempre has dicho que debo arreglar mi matrimonio y tratar de llevarme bien con Andrew, ahora sales con esto y la verdad no comprendo tu actitud está mañana. —No deseo que tengas sentimientos por él y te lastime. Al mirar sus ojos, confirmo que me dice la verdad. Me acerco y agarro sus manos. —No lo amo, y nunca lo haré —exclamo— Solo deseo llevarme bien con él y dejar las discusiones a un lado. —Está bien —Besa mi frente y sale de mi habitación. Me siento en mi cama y llevo mis manos a mi rostro. Los recuerdos del beso con Andrew llenan mi mente, sus manos acariciando mi cuerpo y la manera en como me hacía reaccionar ante sus caricias me estremecen y al mismo tiempo me hace desearlo de una manera inexplicable. Dejo de lado mis emociones y me arreglo para desayunar. Coloco un poco de rubor en mis mejillas y optó por un vestido color rojo, ceñido al cuerpo que me hace lucir sexy, me miró en el espejo y me regaño por querer lucir de esta manera para él, no lo merece y mucho menos después de no regresar a casa. Me cambio, y busco algo más sencillo, muy acuerdo a lo que uso normalmente. Bajo las escaleras y me encuentro al hombre que tiene mi mente en un Déjà vu, lo ignoro y camino hasta el comedor, me siento y espero. Escucho pasos acercándose y regaño a mi corazón por acelerarse de esa manera > —Buenos días, querida esposa. —pronuncia Andrew, sentándose a mi lado. —Hola —susurre de mal humor. —¿Sucede algo? —me pregunta, sus ojos no se apartan de los míos en espera de una respuesta. —¿Dónde pasaste la noche? No llegaste a dormir —Arquea una ceja, y debo admitir que me siento como una estúpida al exigirles tal explicaciones. —¿Desde cuándo te preocupas si duermo en casa o no, Angelina? —Tengo derecho a preguntar. —Al igual que tengo derecho de hacerte el amor las veces que yo desee ¿Cierto? —Exclama. Ocasionando un revoloteo en mi corazón. —Eres un... —balbuceo. —No soy nada —dice— Me exiges, porque según tú es tu derecho como esposa, ¿y el mío como esposo? —Señala lo obvio. Mi respiración se acelera a causa de la rabia que siento en este momento, sus labios se curvan y me miran ¡Lo detesto tanto!. Retiro la silla y me levanto, solo quiero escapar de él y no sentirme como una estúpida. Sin embargo, no todo lo que deseamos, es lo que sucede. Andrew se levanta y con pasos apresurados llega hasta donde estoy, me toma de la muñeca y me acerca a él. —¿Qué haces...? —Mis palabras quedan en el aire al sentir sus labios. Estoy tan sorprendida, que no permito que mi cuerpo reaccione. Abro los ojos, no deseo esto, no lo quiero cerca de mí. Forcejeo con él y siento un destello de brillo en sus ojos, su lengua busca con desespero mi boca, no encuentro una salida y me dejó llevar. Dado que su lengua se encuentra en contacto con mi lengua, mi cuerpo experimenta una profunda sensación de deseo, llevo mis manos hacia su cuello y lo atraigo hacia mi. Hay una batalla, su respiración se hace pesada, disfruto por un instante la calidez de su cuerpo, y ser deseada por un hombre como el, se aleja y en su rostro percibo picardía. —¿Sigues enojada? —me pregunta. Ruedo los ojos y no puedo creer que caí en su trampa, lo empujó sin obtener ningún resultado y subo las escaleras, alejándome lo más que pueda de él, escucho sus gritos y lo ignoro. Estoy llena de rabia, deseo estrellarle una olleta por la cabeza y hacerlo reaccionar. Abro la puerta de mi habitación y entro, cerrándola de un portazo, no me importa que la servidumbre comenté, estoy molesta con Andrew. Respiro varias veces y trato de calmarme, eso es lo que quiere él, volverme loca y no se lo voy a permitir. La puerta se abre y entra Andrew ¿Qué hace aquí? Cierra la puerta con seguro y abro los ojos. —Abre la puerta. —No lo haré. Se acerca y mis manos comienzan a sudar, lo miro a los ojos y no me gusta nada lo que veo en ellos. Su mano se dirige a mi cintura y va subiendo poco a poco dejándome sin respiración, logrando que mi parte baja se contrae por las sensaciones que este hombre me deja. Detengo su mano cuando está cerca de mis senos, no puedo permitir que avance más. —No quiero parar —exclama Andrew. —Tu opinión es lo que menos importa en este momento —Me alejo— No soy tu juguete. —¿Quién dijo que lo eras? —Cruza sus brazos. Me río y niego con la cabeza. —No soy estúpida, así que con mucha amabilidad te pido que salgas de mi habitación —Le exijo. Él frunció el ceño y avanza hacia la puerta, cuando sus dedos tocan la manija, vuelve a mirarme. —Pronto caerás —susurra— Te lo aseguro, amore. Sale de mi habitación dejando una serie de sensaciones en mi interior. No puedo ni debo permitir que haga conmigo lo que él desee, sería catastrófico para mí vida. Necesito alejarme de él y darle fin a esta pasión que se está saliendo de control, necesito ser fuerte y mantener en control lo que esta causando mi esposo en mi. No puedo seguir jugando con fuego.
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