Viggo abre la puerta y no se sorprende al verme convertida en mi faceta demoníaca. No se acerca a mi, se mantiene a una distancia respetuosa. "Pronto nos veremos idiota." Abro la boca descomunalmente para tragar la cabeza al rojo vivo del hombre quien intentó gritar y retorcerse de dolor en mis enormes manos. Pero basta decir que lo controlé a la perfección. Se que los niños están afuera y que también encontraron a algunos intrusos más. La sangre azul neón teñida de verdadero terror sabe como el más exquisito placer para mí. Mastico toda la carne, huesos y demás materia blanda del hombre deleitándome en su sabor ácido. Mis manos sostienen el torso decapitado en mis manos, pero lo dejo caer porque el resto de este intruso no me importa. Lentamente vuelvo a mi forma "normal" despren