Leslie aparece a mi lado tomando mi mano. Ambas nos encontramos en una localidad remota entre una cordillera de montañas traicioneras y escarpadas. El viento huracanado juega con nuestro cabello y ropas. Mi niña alza su mano pequeña y conjura al tiempo para que nos deje en paz. Por primera vez en 200 años, el sol brilla sin aire en esta alejada y remota parte del mundo. Las cúpulas de piedra de la enorme casona construida de antiguas piedras druidas es una visión impresionante. Musgo prehistórico sigue creciendo en sus jardines y algunos pterodáctilos vuelan libres en el aire. De pronto se oye una campana enorme repicar y las puertas de enorme madera se abren ante nosotras de par en par. Todo esto es demasiado teatral para mi gusto. Pero como dije antes, todos respetamos al prójim