Bianca llegó a su casa a las 10 de la noche el día anterior, estuvo en la habitación tratando de procesar lo que había pasado. Maximiliano la abordó, ella accedió y tuvieron sexo. Él no era cualquiera. Se dijo así misma, que lo trataría como a cualquier otro que se haya encontrado en una aplicación. Ese día lo vería de nuevo. La quería volver a ver y se encontrarían de nuevo. Despertó de buen humor ese día por el sexo fantástico que tuvo, y la subida de ego porque un hombre como Maximiliano de O la deseara, la tenía en una nube, pero lo que la tenía más feliz era volver a la oficina, almorzar y parlotear con Ignacio. Volvería a su zona de confort. —¡Buenos días! —dijo Bianca en la chica de la recepción. Llevaba un vestido gris manga tres cuartos hasta por encima de la rodilla. —¡Buenos