Blaise llegó de visita a la casa de sus bisnietos, Noemí y Kelvin, con una sonrisa impregnada en su rostro. —¡Bisabuelo! —grito Noemí al verlo entrar. —¡Bisabuelo! —exclamo Kelvin con una sonrisa de oreja a oreja y se acercó para ayudarlo, mientras que su hermana corrió hacia él con emoción, abrazándolo con fuerza mientras le contaba todo lo que había hecho desde su última visita. —Noemí, cálmate, espera que el bisabuelo llegue y descanse —Kelvin trato de tranquilizar a su revoltosa hermanita, pero sin tener éxito. —Déjala, mis oídos no están cansados, así que no es molestia —respondió Blaise con su acostumbrado modo de expresarse. —ja, ja, ja. —¿Qué tal el viaje? —pregunto Gerald. —Normal, como siempre mocoso, ¿qué nuevo quieres que te cuente? Ya sabes cómo es eso de viajar. —Cre