Sefora. Nos sentamos en la mesa de la cocina en donde nos miramos de frente, esta muy enojado, no hace falta que nadie me lo diga porque puedo verlo, y esta en todo su derecho de estarlo, le mentí, nunca le dije que estaba comprometida, nunca se dio la charla y ahora me siento una cualquiera porque de una manera muy humillante se enteró, porque si, me pongo de su lado y yo me hubiera sentido pésimo, hubiera tenido deseos de gritarle y salir corriendo para desear no verlo mas, pero él quiere que le aclare cosas que ni siquiera están claras para mi. —Perdón. —¿Por qué no me lo dijiste?. —Nunca se dio el momento. —¿Nunca? Del primer momento me lo podrías haber aclarado, del primer momento me podrías haber dicho que iba a ser un puto amante, di por hecho de que no tenias nada con nadie de