Ellos sin saberlo los observaba alguien, que enfureció, ellos no podían estar juntos, y haría lo que fuera por separarlos, nadie arruinaría sus planes, planes que ya se estaban viniendo abajo.
Cuando Joseph y Emma se separaron, se miraron a los ojos los cuales brillaban de felicidad.
—Me has hecho muy feliz — dijo Joseph, quien irradiaba felicidad. — Eres increíble, ahora creo que debemos volver a tu fiesta, además debo hablar con tus padres, así poder estar contigo oficialmente. — Emma hizo una mueca, ante sus últimas palabras.
—¿Qué pasa? — preguntó él preocupado.
—Si quieres podemos hablar con mi mamá, pero no con mi papá, últimamente anda enojado, mamá dice que está triste porque estoy creciendo muy rápido, y que si a eso le sumamos que el trabajo no le está yendo viendo bien, es más su estrés, además que es muy celoso, por lo que prefiero le digamos solo a mi mamá.
A Joseph no le pareció pero aún así aceptó, después hablaría con Dorian, era un buen hombre, siempre se había comportado muy bien y amable con todos, no creía que se lo tomará tan mal, ¿O sí?.
Ellos volvieron a la fiesta felices, todos disfrutaron, ya que la fiesta de Emma fue la mejor de todas las que habían tenido hasta el momento.
….
Un año y medio había pasado desde que Emma cumplió 10 años. Joseph y ella celebran un año y medio de estar juntos, todos sabían que eran pareja, a muchos nos les gustó y se apartaron. El único que estaba ajeno a ese noviazgo era Dorian, quién seguía pensando que su hija era muy niña para tener novios.
Joseph llevaba una semana de estar muy enfermo, a Emma le dolía verlo así. Todos los días iba a verlo desde que amanecía hasta altas horas de la noche, y se había quedado durmiendo dos veces, ya que su padre estaba saliendo de viaje constantemente.
—Gracias por cuidar de mí, princesa.
—No tienes nada que agradecer, te Amo, y estaré para tí, siempre que me necesites.
Unos días después Joseph estaba recuperado, gracias a los cuidados de su Ángel.
—¡Hijo, qué alegría verte ya bien!.
—Gracias papá, eso es por los cuidados que tuvo conmigo mi linda novia. — Ian se rió por el comentario de su hijo, estaba tan enamorado.
—Me alegro mucho hijo, Emma y tú, forman una pareja increíble.
—¿Verdad que sí? No sé qué haría sin ella, es muy madura para su edad, es tierna, cariñosa, alegre, carismática, buena, bondadosa, una lengua viperina que me encanta, ella es simplemente perfecta. — terminó de decir con un suspiro.
—Hay hijo, estás tan enamorado, eso me agrada, solo espero que siempre luches por lo que amas y nunca te rindas, recuerda que muchos días serán grises, pero al final siempre sale el sol.
Joseph abrazó a su padre, su gran héroe, él siempre estaba para escucharlo por más ocupado que estuviera, y siempre le daba los mejores consejos, lo amaba con toda su alma, era el mejor padre que pudiera existir.
Ian amaba a su familia, se desvivía por ella, quería que sus hijos fueran felices, y lo que estaba descubriendo no le gustaba nada, su hijo saldría sufriendo, y eso no podía permitirlo, tendría que encontrar cualquier forma para que nadie saliera lastimado.
El timbre sonó y Joseph sonrío sabía quién era, por lo que se separó de su padre.
—Te amo papá, pero llegó el amor de mi vida, e iré a verla. — Ian se carcajeó.
—Tranquilo, yo tengo trabajo que hacer, así que ve y diviértete.
Joseph se despidió de su padre y salió en busca de su Ángel quién lo esperaba en la sala.
Emma sintió a Joseph llegar por lo se giró a buscarlo, no pudo evitar sonreír y brincar a sus brazos, era lo mejor que le había pasado, lo amaba con el alma, pero sabía que lo que estaba apunto de venir le destrozaría el corazón, esperaba que su madre lograra hacer algo.
Después de besarse decidieron ir al cine y disfrutar de la tarde y de que Joseph ya no estaba enfermo.