Los pocos días habían pasado, El día de la despedida había llegado, Emma y Joseph por más que querían disimular su tristeza no podían, se separarían por años, y aunque ninguno lo dijera ambos tenían miedo a que el otro lo olvidara.
—¿Por qué tan triste pequeña?— Emma miró a su padre tratando de sonreír.
—No quiero irme papá, aquí tengo mi vida, mis amigos, las personas que quiero y amo.
—Lamento que tengas que pasar por esto princesa, pero mi trabajo consiste en estar viajando, al mudarnos aquí llegué a un acuerdo para que pudieras tener una infancia normal y estar estable al menos un tiempo, y lo conseguí, pero ya estás grande, puedes conservar a tus viejos amigos y hacer nuevos, pero tenemos que irnos, ¿Ahora quieres bajar a tu fiesta?
Emma se limpió las lágrimas, y asintió con la cabeza, ya que trataba de que el nudo que sentía en la garganta se le bajara.
—Claro papá, dame 10 minutos — dijo en un susurro.
—Por supuesto pequeña. — Dorian salió de la habitación dejando a una desolada Emma, a los segundos la puerta se volvió abrir, por lo que pensó que su padre había vuelto, por lo que ella siguió viendo por la ventana.
—Te dije que en 10 minutos bajaba papá. — como no hubo respuesta por parte de él, Emma se giró hacia la puerta dónde encontró a un Joseph con la mirada penetrante. — ¡Josh! — dijo antes de levantarse y ponerse delante de él.
Joseph la miraba de arriba, abajo ese vestido la hacía verse hermosa, era de color plata arriba, y un tutu color rosa en la parte de abajo.
Quería grabarla para siempre en su mente, estos últimos días había pasado todo el tiempo juntos, incluso habían dormido juntos, y se habían tomado tantas fotos como para hacer 4 álbumes de fotos. La amaba tanto que le dolía todo su ser, el saber que no la vería más, ¿Cómo haría para vivir sin ella?
—¡Hola! — dijo Emma en un susurro.
—¿Sabes cuánto significas para mí? ¿Lo mucho que te voy a extrañar?
—Supongo que lo mismo que tú significas para mí, y yo te voy a extrañar más de lo que te imaginas.
—Te ves hermosa mi dulce Em — sin poder evitarlo, Emma se tiró a los brazos del joven que le había robado el corazón desde niños.
—Tú también estás guapísimo, muchas caerán rendidas a tus encantos cuando yo me vaya. — Joseph se tenso al oírla.
—No estoy interesado en usar mis encantos con nadie que no seas tú — Emma suspiró no quería discutir, pero sabía que él iba a terminar olvidándose de ella tarde o temprano.
—Será mejor bajar, sino subirá mi padre a buscarme y te verá aquí y no quiero problemas.
—Sí, tienes razón. — sabía que Dorian se enojaria, más porque ya había hablado con él, para poder hacer algo y que no se llevarán a su Em, pero la reacción de Dorian no la esperaba, lo quería largo de su princesa ya que era una niña para tener novios.
—Pero antes déjame darte mi regalo de novios y de cumpleaños. — Joseph sacó dos cajitas — Quiero que me prometas que en el momento en que te los pongas nunca, absolutamente nunca te lo vas a quitar a menos que ya me hayas olvidado. — dijo abriendo una cajita y luego la otra.
Emma vio maravillada las dos cadenas en una caja, y dos pulseras en la otra, un juego para ella y otra para él, ella lo miró con los ojos llenos de lágrimas — Y yo tampoco me las pienso quitar nunca porque estoy más que seguro que tú serás mi esposa y la madre de mis hijos.
—Te lo prometo cariño, nunca me las quitaré y te prometo que seré tu esposa y la madre de tus hijos.
Joseph le colocó la cadena, y la pulsera, luego Emma le ayudó a ponerle las de él, para sellar su promesa se besaron con todo el amor que tenían.
...
Las risas, las lágrimas y abrazos no faltaron en la fiesta de Emma. Fue una despedida muy dura donde los amigos que se habían formado a través de los años se separaban.
Al día siguiente a las 7am Joseph estaba esperando a Emma para llevarla al aeropuerto, aunque Dorian al principio se molestó, Amaris terminó por convencerlo para que la dejara.
Ian llevaba a su hijo y su nuera al Aeropuerto, él estaba mal porque sabía que su hijo estaba sufriendo, él había sido su pañuelo de lágrimas desde que se dieron cuenta que Emma se iba.
—Emma, ¿Puedo decirte algo? — ella miró a su suegro por el retrovisor y asintió.
—Quiero decirte que Joseph te ama y te adora, al igual que sé que tú también, sé que el dolor que sienten los tiene destrozados, pero si el amor de ustedes es verdadero y único estarán juntos, y cuando lo estén serán más fuertes que nunca, porque el amor te hace fuerte y los obstáculos hacen que su amor sea indestructible, siempre y cuando confíen uno en el otro, y nunca se dejen llevar por lo que digan las personas, ya que pueden haber algunos que no los quieran ver juntos y harán lo que sea por destruir ese amor, por eso quiero que me prometan que confiarán el uno en el otro, que no importa los obstáculos llegarán juntos a la meta.
Joseph y Emma se miraron y con ojos llenos de lágrimas sonrieron. —LO PROMETO — dijeron los dos al mismo tiempo.