Emma veía la invitación con lágrimas en los ojos, ¿Cómo era posible que la haya olvidado? Sin poder evitarlo las lágrimas empezaron a caer, ella amaba a Joseph con el alma, y si él se había enamorado de Lisa, dejaría que fuera feliz, al menos esperaba que si algún día se veían de nuevo siguieran siendo amigos. Los Coleman decidieron quedarse esa noche en la que fue su casa hace años atrás, en eso tocaron la puerta de su habitación y rápidamente se limpió las lágrimas. —Adelante — la puerta se abrió dejando entrar a un rubio de ojos azules. —Adivina quién regresó del internado— dijo el rubio feliz. Emma al ver a su hermano se levantó feliz de la cama, y se tiró a sus brazos. —Tony, has vuelto. — su hermano a pesar de ser 5 años menor, era más alto y más musculoso. —Al parecer a nuestr