Tony y Emma se encontraban acostados en el césped del patio, viendo las estrellas, sin poder evitarlo Ella lloraba en silencio haber llegado ahí, era una pesadilla, todos sus recuerdos volvieron con más fuerza, y el saber que Joseph se le iba a casar la hacía sentir peor. ¡TE AMO Emma Coleman! Y si tengo que esperar por ti lo haré, yo aquí te esperaré. Sus palabras aún las recordaba, había mentido, no la había amado, y no esperó por ella. —No me gusta verte así Em, ¿Por qué no hacemos algo? Emma se limpió las lágrimas, y lo miró a los ojos. —¿Qué? —Vámonos nosotros a Chicago no esperemos hasta mañana, ¿Siempre está en pie lo de vivir contigo? —preguntó ansioso. —Por supuesto, pero irnos ¿Ahora? —Sí, vámonos a nuestro nuevo hogar, salgamos de aquí te hace mal. Emma miraba a su