Emma respiró profundamente, antes de salir del elevador, no sabía porqué estaba tan nerviosa, cuando las puertas se abrieron caminó con paso decidido hasta la secretaria de su padre, quién al verla le regaló una amable sonrisa. —Señorita Coleman, que gusto verla, su padre dijo que pasara inmediatamente. — Emma frunció el ceño, ¿Su padre sabía que venía? ¿Pero cómo? No dijo nada y le sonrió a Jazmín, la secretaria de su padre era una mujer muy amable y hermosa, tenía casi 30 años de edad. Emma entró a la oficina de su padre sin llamar, él ya la esperaba con los brazos cruzados y sentado en su gran silla del manda más. —Por lo que veo ya me esperabas — le dijo apenas entrar. —Siempre voy un paso por delante de ustedes Emma. Y de una vez déjame decirte que pierdes tú ti