Los invitados de Ahmed volteaban a ver a Aisha y a Lyna intermitentemente, luego fijaron sus ojos sobre el Jeque, interesados por la reacción que tendría ante aquello, Ahmed enrojeció, era claro que las personas que lo rodeaban en ese momento estaban interesadas en su respuesta. —Lyna, creo que estás malinterpretando las cosas, sabes bien que Mía es la única Jequesa. —El árabe lo dijo con firmeza, no le importaba que Lyna se molestara después de todo lo que había hecho. —Ahmed, ¿Cómo puedes hacerme esto? Yo soy tu primera esposa, me estás humillando, no puedo creerlo. Lyna se alejó de ahí ante la mirada asombrada de los invitados. —Siento mucho el mal momento que han pasado, contar la historia sería muy largo, mejor disfrutemos del espectáculo, ya empezarán a correr los caballos. —Dijo