Aisha salió del corporativo de prisa, se sentía agotada tanto física como mentalmente, no podía sacar de su mente las despectivas palabras con las que Ahmed se había dirigido a sus hijos. Al llegar y verlos, sintió su corazón oprimirse terriblemente, sus gemelos eran adorables, y el pequeño Ahmed era un niñ* muy tierno, cualidad que a su padre siempre había agradado, a pesar de sus múltiples ocupaciones, el Jeque siempre había ayudado a Aisha en el cuidado de sus hijos. Era algo que le gustaba hacer, sobre todo disfrutaba contarles cuentos por las noches, los pequeños la recibieron con alegría, le dolía el alma verlos, afortunadamente aún no ponían atención en lo que estaba sucediendo. Aisha se dio un baño rápido, para después bajar a cenar con sus hijos, durmió rodeada de ellos, antes