1 SCHEHERAZADE, BAGDAGTony estaba aterrorizado, pero sabía que era su única opción. También sabía que dentro de unos minutos habría cientos de personas mucho más aterrorizadas que él.
Tenía su horario y lo tenía memorizado al segundo. Incluso podía ver el gran reloj de la pared con el que tenía que trabajar. No era un día especialmente caluroso, pero sudaba mucho, así que sacó el pañuelo del bolsillo interior de la chaqueta y se detuvo ante un espejo para secarse la cara.
Empezaba a calmarse, el Valium estaba haciendo efecto. No había pensado que fuera a ser tan fácil. Le quedaban cien metros por recorrer y quince minutos para hacerlo. Se entretuvo mirando la ropa que había en el camino, y se preguntó, nada de eso importaría pronto, y se preguntó si alguna vez debió hacerlo. Camisas, pantalones, trajes, perfumería masculina… tocó algunas de ellas, como se hace con una flor, luego subió la escalera mecánica hasta la ropa de mujer y recorrió los pasillos en dirección al departamento de joyería. Conocía el camino, lo había recorrido decenas de veces.
Faltaban dos minutos y sintió que su corazón se aceleraba. Espera unos segundos más, no te acerques demasiado a las vitrinas, le habían dicho. De hecho, le habían dado una línea que no debía cruzar, y he aquí que la tenía a un metro de distancia. Se situó en su marca, el punto en el que se unían dos secciones de la alfombra del pasillo, y fingió estar leyendo un anuncio
Faltan quince segundos. Miró a su alrededor, con una profunda tristeza en los ojos.
Diez segundos, llamó la atención de una dependienta y ésta empezó a caminar hacia él, él trató de apartarla.
Cinco segundos, ella le hablaba, pero él no escuchaba.
Cuatro, tres, dos, uno…
Cero.
Buum
Ella nunca le oyó pedir perdón, pero entonces ni ella ni Tony existían ya en este mundo.
Después de la ensordecedora explosión, hubo un silencio total durante varios segundos y luego comenzaron los gritos. La gente gritaba, lloraba y corría por sus vidas, los que aún podían hacerlo. Había gente y trozos de gente tirados por todas partes y humo de varios incendios.
Humo y gritos de agonía y olores de miedo y Semtex y salpicaduras de Tony y de la simpática dependienta por todo el techo y la ropa y los compradores. La alarma de los grandes almacenes se activó y el sistema de rociadores también, segundos después.
Los hombres de n***o entraron corriendo por la escalera de emergencia, pero estaban allí para ayudarse a sí mismos, no a los heridos, y llevaban subfusiles, no maletas médicas, aunque no hubo resistencia.
∞
Al día siguiente, los periódicos informaron de que al menos treinta personas habían muerto y ciento cincuenta habían resultado heridas en el atentado suicida contra unos grandes almacenes en el centro de Bagdad.
Nada más se leía en los periódicos ni se veía en la televisión, pero el mundo de los seguros estaba alborotado por el robo de joyas de la tienda y también las principales agencias de inteligencia del mundo.
Se habían robado bienes por valor de diez millones y medio de dólares en la confusión y no había pistas sobre los autores. Tenían a Tony en las cámaras de seguridad, pero también estaba muerto. También lo vieron, pero la cámara dejó de funcionar. Atribuyeron las pérdidas a “saqueadores, entre los que probablemente se encontraba el personal de seguridad y el de limpieza” y lo dejaron así.
No era inusual que el personal de seguridad y de limpieza robara los objetos de valor que encontraban mientras realizaban su trabajo. Era una ventaja y a nadie le importaba que las ricas compañías de seguros occidentales fueran defraudadas, y si había una cláusula contra actos de guerra y terrorismo, entonces otros ricos pagarían la factura y eso tampoco le importaba a un policía de guardia.
La simpatía se reservaba enteramente para los muertos, los mutilados y sus familiares, no para los propietarios de las tiendas.
Las dos cosas más notables del atentado suicida contra los grandes almacenes Scheherazade fueron la miseria que causó a la mayoría de los habitantes de la zona y las horas extraordinarias que les supuso limpiar el lugar, volver a hacerlo seguro y reabrirlo.
Los daños causados a los compradores y al personal fueron terribles, pero el daño real al edificio en sí fue insignificante, porque las paredes del departamento de joyería habían sido revestidas recientemente con placas de mármol y habían resistido bien la explosión de la bomba, que había sido diseñada para matar y mutilar, pero no para causar daños estructurales.
El disparo de seis milímetros de diámetro que había rodeado a los explosivos había sido lo suficientemente pesado como para destrozar a las personas y las vitrinas de cristal templado, pero no para derribar paredes o techos. Sin embargo, no mucha gente era consciente de ello, y Tony tampoco lo había sido.
La investigación sobre la explosión comenzó inmediatamente esa tarde, cuando el personal de seguridad de la tienda entregó las grabaciones de sus cámaras a la policía para que ésta pudiera empezar a tratar de localizar a los responsables.
Las cámaras de vigilancia estaban montadas en “globos luminosos” muy evidentes, seis en cada uno, que colgaban del techo en puntos tales de la tienda que todos los aspectos estaban cubiertos por una cámara. No todas las cámaras grababan todo el tiempo, pero cada una se “encendía” durante diez segundos antes de cambiar el enfoque a la siguiente lente de la cámara. Los globos se habían instalado y la conmutación se había configurado de tal manera que casi todos los lugares de la tienda estaban bajo observación todo el tiempo, aunque desde diferentes ángulos y puntos de enfoque.
Los agentes de la Policía Federal repasaron la secuencia de grabación desde la detonación, de modo que tenían una imagen del terrorista y luego buscaron su entrada en la tienda. Cuando lo encontraron entrando en la tienda, fue bastante fácil seguir sus movimientos. Todos los agentes coincidieron en que, en retrospectiva, era fácil ver que tenía algo que ocultar por su comportamiento, si no por su ropa. Desde luego, no parecía “acolchado”.
Seis agentes vieron las imágenes en una pantalla grande y en otra más pequeña, ya que la pantalla grande producía una imagen pixelada, aunque los fotogramas individuales podían corregirse en gran medida mediante un software creado a tal efecto.
Observaron a Tony, aunque no sabían su nombre, durante los casi veinte minutos que estuvo en los grandes almacenes a velocidad normal y luego vieron la grabación a cámara lenta.
Varias veces.
Vieron, y pasaron toda la noche viendo la película una y otra vez, mientras los expertos forenses de la escena del crimen y otros oficiales de la policía y del ejército inspeccionaban las horribles secuelas.
Al amanecer, catorce horas más tarde, tuvieron que parar, y de mala gana se fueron a casa a descansar. El turno de noche tomó el relevo, pero haciendo horas extras hasta que el turno de día pudo volver cinco horas más tarde. Vieron las imágenes una y otra vez y tomaron notas, que pudieron compartir con sus compañeros.
Uno de los puntos en los que todos los miembros de ambos turnos estuvieron de acuerdo fue que era obvio que el terrorista estaba nervioso y el jefe del turno de noche redactó un memorando para incluir partes de la película en un vídeo de formación para el personal de seguridad de la tienda sobre cómo detectar a las personas que actúan de forma sospechosa. Sin embargo, para el resto estaban perplejos.
Cuando el turno de día volvió a tomar el relevo, se sentaron con un café y volvieron a poner la película a cámara lenta.
—“Señor, ¡pare ahí! Rebobínelo unos segundos, por favor, ahora, un fotograma cada vez y prepárese para congelarlo cuando yo lo diga”, dijo una joven agente de la Policía Federal. “Creo que he visto algo… ¿Ves ahí? El delincuente acaba de limpiarse la frente, y ¡mira! ¡Hay color marrón en su pañuelo! O ayer había mucho polvo, o… Creo que nuestro hombre lleva maquillaje, maquillaje de escenario. Nosotros, o yo al menos, hemos asumido que es de Oriente Medio, pero ahora no estoy seguro. Mira, su frente es un poco más blanca ahora… con parches. Vuelva a reproducir esa secuencia, señor, si es tan amable. ¿Ve lo que quiero decir?
—”¿Podría ser europeo?”
Repitieron una y otra vez esa parte de la grabación.
—“Suzette, puede que tengas algo ahí”, dijo el oficial al mando, el capitán de la Policía Federal Ali Allawi, “¿qué pensáis vosotros?”.
La mayoría estuvo de acuerdo, algunos a regañadientes.
—“Entonces, nuestro terrorista podría no ser árabe o incluso de estas partes en absoluto. Me he dado cuenta de que no ha gritado ‘Allahu Akbar’ en la detonación”.
—”¿Puede darnos un primer plano claro de su cara?”
La experta en informática tocó algunos mandos y movió algunos deslizadores virtuales para mejorar la imagen hasta que fuera lo mejor que pudo producir.
—“Señor”.
—“Póngalo en ambas pantallas e imprima una docena de copias de alta resolución, por favor”.
Los oficiales inspeccionaron las pantallas y las impresiones con todo detalle.
—”¿Puede manipular esta imagen, teniente? Intente quitar esas cejas tan pobladas… y el bigote, y aclare su piel, especialmente alrededor de los ojos. Eso es, un poco más pálido, del norte de Europa. Sí…
—”…bien. Ahora dale pelo castaño en lugar de n***o, sí, eso es. Podría ser europeo o de ascendencia europea, pero es una posibilidad remota… una posibilidad muy remota… ¿Ha encontrado Escenas del Crimen algún trozo de él que podamos usar para la identificación?”
—“No, señor, todavía no. No que yo sepa. La explosión se llevó el grupo de cámaras más cercano y el flash de la explosión sobreexpuso las imágenes de otras cámaras cercanas, así que no sabemos a dónde se fue volando, señor.”
—“Bien, llama a alguien de los forenses y compruébalo”.
—”¡Señor! ¡Lo haré ahora mismo, señor! Cuando llamé hace quince minutos dijeron que hay una carnicería masiva y que cualquier cosa podría pertenecer a cualquiera en un radio de veinte metros del terrorista. Dijeron que es difícil o imposible comprobar cualquier coincidencia de ADN en las paredes y el techo debido a los daños causados por el humo. Contaminación, señor”.
—“Muy bien, teniente. Manténgase en contacto con ellos y avíseme en cuanto ocurra algo, de día o de noche, en el turno o no, ¿entendido?”
—“Sí, señor.”
“Bien, chicos, durante el resto de este turno, trabajaremos con la suposición de que el terrorista era un europeo blanco o americano. Pondré eso en nuestro registro de turno, pero por el momento, es solo una especulación, ¿de acuerdo? No descarta, y repito con firmeza, definitivamente no descarta la posibilidad de que fuera un terrorista árabe, que cometió esta atrocidad por motivos políticos o religiosos.
—”¿Quién sabe lo que pasa por la mente de alguien que está a punto de encontrarse con Alá y de llevarse a gente inocente con él? Quizá se olvidó de decir ‘Allahu Akbar’. Tal vez no había visto la necesidad de lavarse la cara esa mañana, dadas las circunstancias… No permitáis que vuestras mentes cierren ninguna posibilidad. Solo digo que para el resto de este turno, vamos a correr con la idea de Suzette de que podría ser europeo, o americano, digamos caucásico, y ver a dónde nos lleva. No hay absolutamente ninguna evidencia histórica relacionada con terroristas suicidas caucásicos.
—“Los blancos ponen bombas, sí, y hacen volar a otras personas, sí, pero normalmente no se matan en el proceso, al menos, no a propósito.
—“Nuestro hombre está en una misión y va a morir. Si es caucásico, entonces estamos tratando con una nueva clase de terrorista suicida, un tipo que nadie ha conocido antes.
—“Pregunta. ¿Cuántos caucásicos había en la escena del crimen en el momento de la explosión? Que alguien lo averigüe.
—“Veamos cuántos dientes sin reclamar podemos encontrar, y trozos de hueso. Sácalos todos para hacer pruebas de ADN. Veamos si tenemos alguna parte del cuerpo no atribuible de origen caucásico”.
—“Los forenses no van a estar contentos con eso, señor. Les llevará semanas, si no meses”.
—“A quién le importa lo que piensen. No se puede evitar; podríamos estar al borde de algo nuevo aquí. Una nueva organización terrorista o un nuevo grupo escindido, aunque debo decir que si eso es cierto, ¿por qué un caucásico se haría explotar en unos grandes almacenes iraquíes?
—”¡No tiene sentido! Los cristianos no hacen ese tipo de cosas simplemente para demostrar un punto.
—”¿Algún grupo se ha atribuido ya la responsabilidad?”
—“No, señor, nada en absoluto de ninguna de las fuentes habituales”.
—”¿Ha llamado a nuestras fuentes y les ha preguntado?”
—“Eso se está haciendo mientras hablamos, señor, y los oficiales individuales también están preguntando a sus hocicos, pero nada en absoluto… al menos, aún no”.
Los hombres de n***o saquearon las vitrinas de las joyas, la mayoría de las cuales habían quedado dañadas por la explosión y no resistían ni una patada, otras estaban ametralladas. Los ocho combatientes se llevaron todo lo que pudieron encontrar en los ocho minutos que se habían permitido.
Un guardia en el rellano de la escalera lanzó granadas de estruendo a intervalos irregulares para disuadir a la gente de subir o bajar, y los ascensores y las escaleras mecánicas quedaron inutilizados.
No habían tenido que herir a más personas, pero estaban preparados para hacerlo, si era necesario. Como solo estaban en el segundo piso, no era un problema salir disparados por uno de los grandes ventanales y descender en rápel hasta los dos grandes camiones de techo abierto y laterales altos que esperaban en el callejón de abajo.
Los camiones salieron en direcciones opuestas, por lo que había menos posibilidades de que ambos fueran detenidos. Sin embargo, estaban fuertemente armados y había lanzacohetes esperando en cada vehículo. Escaparon sin incidentes y se trasladaron a unas furgonetas comerciales poco llamativas y con motores potenciados poco después de salir de Scheherazade.
Todos los atacantes, excepto Tony, estaban a salvo en su escondite —la villa de su jefe— una hora después de la atrocidad.
—“Entonces, Mustapha, ¿todo salió según el plan?”
—“Sí, señor. Tenemos la mercancía y sin conflicto de ningún tipo ni pérdida de vidas por nuestra parte”.
—“Su plan funcionó con total eficacia, señor”.
—“Sí, fue infalible porque era sencillo. Vi todo hasta el momento de la explosión desde la cámara del sujeto en ese monitor y luego vi tu operación desde la grabación retransmitida por la cámara de tu casco también. Lo vi todo. Más que de lo que hiciste. Sin embargo, las imágenes de tu cámara eran un poco irregulares, quizá por la velocidad a la que operabas, supongo”.
Mustapha no quería contradecir a su poderoso jefe, así que lo dejó pasar.
—“Probablemente, señor”, dijo, pensando que esa era la causa menos probable de la interferencia, pero sin saber con certeza qué podía ser, a menos que se debiera al cortocircuito de las cámaras de vigilancia aéreas, como sospechaba.
—“Tú y tu equipo lo habéis hecho bien, Mustapha, y no lo olvidaré. Por favor, transmite mi alegría a tu escuadrón y ten por seguro que he dado órdenes para las celebraciones habituales después de una misión exitosa. Todos ustedes se lo merecen”.
—“Gracias, señor, se lo diré a los hombres”.
—“Eso es todo por ahora, Mustapha, descansa un poco y luego disfruta de la vida”.
—“Sí, señor”, Mustapha saludó a su jefe y salió de la habitación.
Cuando se fue, “El Jefe” cogió su teléfono móvil y tecleó una serie de números.
—”¡Nuestro equipo ha ganado! Esperemos que también ganen la liga”.
—“Bien, ese es mi deseo también. ¿Cuándo es el próximo partido?”
—“Todavía no estoy seguro del horario, pero creo que dentro de unas semanas, pero será un partido fuera de casa… quizás en tus alrededores. ¿Podrás alojarnos si vamos?”
—“Sí, creo que puedo arreglarlo. Solo tienes que enviarme los detalles de cuándo y cuántos llegarán y me encargaré de ello”.
—“Bien. Entonces, ¿puedo suponer que transmitirás la buena noticia a nuestros amigos?”
—”¡Oh, por supuesto! A todo el mundo le gusta ser portador de buenas noticias. Espero verlos pronto”.
—“Lo harás, estoy seguro y espero lo mismo. Adiós por ahora”.
∞
—“Hola, sí. ¿Está contento con los resultados, señor?”
—“Sí, todo salió perfectamente, de acuerdo con el plan. Estoy muy contento con su servicio”.
—“Bien, me alegra oírlo. Entonces, ¿puedo esperar que cumpla con su obligación pronto?”
—“Sí, ya está arreglado. Su empresa debería recibir la entrega de la mía en treinta minutos. Si no es así, no dude en ponerse en contacto conmigo en una hora y lo solucionaré inmediatamente”.
—”¿Volverá a estar disponible el servicio?”
—“Sí, por supuesto”.
—”¿Con la misma antelación?”
—“No puedo garantizar nada sin más detalles por su parte y la finalización de este contrato, naturalmente”.
—“Sí, por supuesto, lo entiendo. Bueno, estoy más que satisfecho con sus servicios. Todo ha sido arreglado, así que por favor espere otro pedido de nosotros pronto”.
—“Como usted dice, así se hará. Me alegro de que haya quedado satisfecho con nuestra empresa”.
Entonces la línea se cortó y él se puso inmediatamente en contacto con su secretaria para asegurarse de que el p**o de Suiza se estaba realizando.
No quería que se produjera ningún lío con este proveedor.
∞
Un banco suizo movió silenciosamente 1.500.000 dólares en una dirección y 500.000 dólares en otra.
∞
—“Esa fue otra operación exitosa, Bob”.
—“Sí, señor, eso parece.”
—“No es necesario que me sigas llamando ‘señor’, Bob, esos días ya pasaron y te he pedido que me llames Gareg numerosas veces”.
—“Sí, señor, lo ha hecho. Lo siento, pero los viejos hábitos son difíciles de cambiar. Lo siento, señor Gareg”.
—”¡Jesús, Bob, ‘Señor Gareg’ es aún peor!”, dijo bromeando.
—“Sí, er, Gareg, me acostumbraré algún día, supongo”.
—“Eso espero. Intenta relajarte un poco más, ya no estamos en el ejército y no lo hemos estado durante años. Cinco para ti y diez para mí, creo, ¿o no?”
—“Sí, s… er, Gareg. Me fui hace cuatro años y siempre le agradeceré que me buscara y me aceptara. Me preocupaba tanto que acabara en el desguace, como tantos viejos soldados”.
—“Sí, bueno, no iba a dejar que eso sucediera, después de todo lo que hemos pasado juntos, ¿verdad?”
—“Bueno, señor, quiero decir, er, Gareg, usted ha dado un giro a mi vida y no hay duda de ello. La señora y yo estábamos preocupados por lo que haría cuando me retirara de las fuerzas armadas, pero aquí estoy ganando tres veces más con usted que antes, y todavía tengo mi pensión. Spñp desearía que la pobre Jenny estuviera aquí para ver los beneficios. Aun así, estoy en deuda con usted y siempre lo estaré”.
—“Basta ya de todo eso, abramos una botella de whisky por otra misión bien hecha o ¿prefieres ir a la ciudad a tomarte unas pintas?”
—“Depende de usted, señor, cualquiera de las dos cosas me viene bien”.
—“De acuerdo, cambiemos y vayamos a la ciudad. A ver quién está por ahí. Siempre podemos volver si está tranquilo”.
—“Tiene razón, traeré el coche. ¿El Merc o el Bentley?”
—“Oh, creo que el Bentley esta noche. Si bebemos mucho, ya sabes lo mucho que impresiona a la policía. Puede que incluso tengamos suerte, nunca se sabe”.
Mientras salían de la granja con el ánimo por las nubes, un médico de Birmingham, Alabama, intentaba pasar, pero ellos estaban de nuevo en una misión y no les importaba.
Nunca lo hicieron. En su línea de negocio no había competencia y los clientes siempre volvían a ellos, porque la tasa de retorno de la inversión era tan alta como las ideas de la gente.
∞
El dinero que había cambiado de manos se filtró al igual que las indemnizaciones a las víctimas de la explosión y el dinero de las horas extras de la policía, los constructores y el personal del hospital.
Aunque había mucha gente de luto, también hubo una gran inyección de capital en las microeconomías de varias comunidades locales, tanto en la zona de los grandes almacenes Scheherazade como en otros lugares del mundo.
No hubo personas realmente pobres muertas en la explosión, aunque muchos de los dependientes estaban relacionados con familias pobres, y todos los compradores ricos y los trabajadores estaban asegurados, al igual que el propietario.
Mucha gente ganó mucho dinero con la atrocidad, y se indicó que las primas de seguros aumentarían el año siguiente para compensar, pero eso tampoco se hizo público.