—”¿Y cuánto tiempo os vais a quedar?”
—“Tal vez un mes, ¿eh Bob?”
—“Eso espero”.
—“Excelente. Bien, encantada de conocerte. Ahora tengo que trabajar, pero alguien vendrá a hablar con vosotros si queréis. ¿Queréis?
—“Sí, ¿por qué no?”, dijo Bob.
Dos hermosas jóvenes, más informalmente vestidas que las de la noche anterior, llegaron y se sentaron con ellos. Se quedaron allí charlando y bebiendo durante dos horas, y luego multaron a las chicas en el bar, lo que oficialmente significa pagar para que tuvieran la noche libre. Las cuatro personas continuaron hasta Beach Road y giraron a la izquierda, que era la ruta correcta para volver al hotel, pero estaba muy lejos.
—”¿Adónde queréis ir?”, preguntó Su, la chica con la que estaba Bob.
—“No estoy seguro”, respondió él, “pero lo sabré más
