Narra Leandro —Me siento como un adolescente cachondo—digo, mirando a Odalis en la penumbra del auto. Aceptó encontrarse conmigo en mi auto después de la medianoche para que pudiéramos ir a dar una vuelta. Ambos sabemos el motivo del viaje: sexo en el auto. Mis hormonas están al rojo vivo y mi pene ya está lleno de excitación. Odalis se ríe antes de subirse a mi regazo. Con el volante a su espalda, poniendo sus senos turgentes justo en mi cara. Manejamos a un lugar en las afueras de la ciudad en lo alto de una colina. Desde aquí casi se podía ver el borde de la ciudad y en una noche clara como esta las estrellas son impresionantes, pero mi vista es incluso mejor que las estrellas. Le levanto el vestido y le quito el sostén antes de cerrar la boca sobre el c*****o hinchado.Han pasado do