Narra Odalis Mierda, esto no puede estar pasando, pienso mientras sigo a Leandro a la sala de estar. En el fondo, sé que lo empujé a este rincón al evitarlo durante los últimos días. Aparto la culpa y siento una oleada de náuseas invadiéndome. Me trago la bilis, sabiendo que ahora no es el momento de excusarme. Lo que sea que esté a punto de suceder va a ser malo, y necesito estar aquí para eso. Por Leandro y sobre todo por mis padres. —Leandro, esta es una sorpresa anticipada. Odalis, ¿por qué no le traes un poco de café?— mi papá dice con una sonrisa fácil haciendo un gesto para que Leandro tome asiento. Doy un paso atrás, agradecida por el respiro momentáneo, sabiendo que Lesndro no comenzará sin mí, pero se da la vuelta y sus ojos me clavan en el lugar. —Eso no será necesario, Od