Los tímpanos de Lenox se llenaron con la fuerte música movida cuando ingresó al bar donde había quedado de encontrarse con un antiguo amigo que recientemente llegó a la ciudad. Se acercó a la barra y ordenó una bebida, confirmando la hora en su teléfono. Eran casi las doce de la noche, pero el bar seguía lleno de personas bebiendo y bailando. Poco después, una mano descansó en su hombro, haciendo que girara instintivamente la cabeza para encontrarse con la sonrisa amplia de su antiguo amigo, quien se sentó a su lado y pidió un vodka. —¿Por qué me has llamado aquí? —preguntó el italiano, bebiéndose un segundo vaso de licor. —¿No estás feliz de verme, Doctor Lenox? —bromeó —. Solo quise volver a ver a un antiguo amigo después de mucho tiempo. Además, no quería beber solo esta noche. —Ya