—¿Qué tanto hiciste con ella? —La pregunta de Lirio hizo aterrizar a Valentino de sus vagos pensamientos—. Tardaste mucho en bajar.
—Ya te dije que no te metas en ese tipo de asuntos, mantente al margen —suspiró, llevando el vaso de licor a sus labios, de pie frente al ventanal de su despacho.
—¿Por qué debo hacerlo? Me has querido evadir desde hace rato, ¿es porque lo que dijo esa mujer es verdad? ¿La fuiste a buscar al bar cuando dijiste que no podías estar conmigo por el cansancio? —reclamó, de pie tras él. Valentino suspiró, terminando todo el alcohol de su vaso de un solo trago.
—Lirio, no creas lo que dice esa mujer —mintió, dándose la vuelta para verla—. Solo quiere meterse entre nosotros, no le hagas caso.
—Entonces, ¿es mentira? —inquirió, con ojos llorosos.
—Claro que lo es
