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─señor, nadie le ha impedido el paso, pero la señorita no ha parado de gritar y... ─Lo entiendo... ─sonríe aún algo confundido en cuanto ve a Alana, se tambalea y actúa de manera graciosa. ─retírense por favor, yo me encargo. ─dice y no dudan en desaparecer de su vista, sobre todo porque ya no aguantan las ganas de reir. ─¡Tú! ─señala acercándose a él. ─aserrín negra de cabeza vieja... tú feliz me haces, como no sé embarullar... ─No entiendo nada, pero para ser honesto no creo que tenga algún sentido. ─dice tomando su brazo. ─tú, pollo bonito... ─Tú también eres una, ¿gallina... bonita? ─duda entre risas ayudándole a entrar. Tanto como puede moverse evitando sentir dolor, así mismo tanto como Alana camina tambaleándose, lo más lejos que llega es a un sillón. ─No me llevaras a la cam