Lia asistió a una nueva sesión con Antonella en la que aprovechó para contarle todo lo ocurrido durante la clase de tutoría junto a Vanesa y Karina. La psicóloga escuchó todo el relato atentamente, interrumpiendo a su paciente solo en esporádicas ocasiones, para pedirle más información. Lia no tuvo ningún problema a la hora describir cómo sus alumnas se tocaron las conchas frente a ella. ―Me sorprende verte tan contenta ―le dijo Antonella, cuando terminó el relato. ―Es cierto, lo admito. Desde ese día me siento más animada de lo normal. ―¿Y a qué creés que se debe este cambio de actitud tan importante? ―¿Tan importante? ¿Estás insinuando que soy una amargada? ―No creo que seas una amargada, Lia. Pero sí te noté algo fría y distante en tus primeras sesiones, por suerte ahora te noto má