Chapter 18

1985 Words

Respondió casi enseguida. Francamente no me lo esperaba: pensaba que no lo encendía casi nunca e imaginaba que cuando estaba encendido se quedaba olvidado en cualquier sitio de la fábrica. Me había equivocado. Habiéndome confirmado que el libro comprado era el adecuado, le informé acerca de la llamada de Valterra, y le propuse que nos viéramos. Ella, por respuesta, me preguntó si podía aprovecharse de mí para otro pequeño encargo. Quedamos en vernos al día siguiente, en la habitual encrucijada: a las 14 horas en punto. Al día siguiente, a las 13:15 estaba ya en el coche, previa comida rápida con un bocadillo. Acababa de salir del centro cuando el Bollycao digital emitió su habitual y viejo soniquete. Era ella. «Hola, Lara. Dime.» «Alessandro ¿tienes prisa? Quiero decir ¿debes volver p

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