Al día siguiente: 25 de agosto
No tengo idea de que hora es cuando abro mis ojos y no la encuentro a mi lado en este colchón que aún está en el suelo. Miro a mi alrededor, y no la encuentro por ninguna parte «¿y si se fue?» Me pregunto un poco alarmado y es que en mi cabeza no deja de rondar la idea de que se arrepintió de todo. Un poco asustado, me levanto, busco mi bóxer, me lo coloco y salgo de la habitación. Para mi alivio, allí la veo a ella sentada en el suelo con una taza de café a su lado y entretenida viendo algo en su computadora. Me sorprende que no me haya escuchado, pero al mirarla detenidamente, me doy cuenta de que trae sus auriculares puestos.
Aprovecho este momento de distracción de su parte y que esta de espaldas a mí, y me acerco sin que ella se dé cuenta para después
