Al día siguiente: 24 de agosto Amanecer a su lado, se me está convirtiendo en un vicio. Me gusta abrir mis ojos y que lo primero que vea sea a esta hermosa mujer con casi nada de ropa puesta a mi costado. La observo detenidamente, y por primera vez en todos estos días, me doy cuenta de una cicatriz que tiene en su espalda e inevitablemente llevo la yemas de mis dedos hacia ese punto para acariciarla como tratando de adivinar qué es lo que le ha pasado. —Hola— Susurra sorprendiéndome y la miro a los ojos. —Hola… lo siento, es que me llamo la atención— Me disculpo y ella me da una leve sonrisa. —¿No la habías visto antes?— Cuestiona como si esto le sorprendiera y niego. Vuelvo a acariciarla —Creo que estaba distraído en otras cosas, pero ahora que te observaba en calma me di cuenta— Le