La bolsa de boxeo se estremeció con el jab de derecha y se sacudió estrepitosamente con el cross de izquierda. Sasha la remató con una patada alta que, de haberse tratado de una persona, le hubiera dado en toda la cara. En ese momento la puerta del gimnasio casero se abrió. ―Hija ¿qué estás haciendo despierta a esta hora? ―Preguntó Juliana. Sasha estaba cubierta de sudor y respiraba agitadamente. Tenía puesto un top y una calza deportivas de color n***o. Por su parte Juliana estaba algo despeinada, cosa que no era habitual en ella, y llevaba una bata azul. Al verla Sasha bajó la cabeza instintivamente, al parecer su madre no se había dado cuenta que uno de sus grandes y redondos pechos estaba a punto de saltar fuera de la bata. ―Perdón. ¿Te desperté? ―No, justo me levanté a tomar ag