En la noche Magda acostaba en su cuna a su pequeña Camila y al contemplar a su hijo Steve también dormido ya, sus recuerdos empezaron a divagar.
Recordó la lágrima que vio recorrer la mejilla de Gregor y su mirada y suspiro al besar a su hija.
Susurrando muy bajito para que nadie la escuchara más que sus propios pensamientos dijo: ¡Sigo amandote tanto!
Un suspiro más y un beso en la frente de su hija Camila y otro en la cabecita de su pequeño Steve fue la despedía cariñosa de Magda para sus hijos.
Salió de la habitación pensando con tristeza en su esposo Gregor.
Recordando el sabor de sus besos y esa forma que Gregor tenía de abrazarla, hizo que Magda sintiera frío.
No porque la noche estuviera fría sino porque extrañó sentirse en los brazos de su marido.
La vez que lo volvió a ver
