CAPÍTULO OCHO Thanos pensaba que Puerto Sotavento no podía ser más oscuro y peligroso, pero de algún modo los puertos de la cueva lo conseguían. Entró dentro, sin poder deshacerse de la sensación de que alguien podría intentar cortarle el cuello en cualquier momento. Tenía la mano sobre las empuñaduras iguales de su espada y la de Lucio, mirando alrededor en busca de peligros. El problema es que se podían encontrar tantos que resultaba difícil diferenciar uno de otro. Los cuevas del puerto estaban talladas en el acantilado que hacía sombra sobre Puerto Sotavento. Tal vez habían empezado su vida erosionadas por el oleaje del mar, pero estaba claro que equipos de esclavos e ingenieros habían trabajado para agrandarlas, creando una serie de cavernas como la espuma al borde de la marea. Una