Katerina había salido huyendo en la menor de sus oportunidades, hacia varias semanas después de la muerte de su padre que no residía en Rusia, decidió irse con la mujer que la había metido en todo ese embrollo y que ahora más que nunca estaba dispuesta a ayudarla con tal de destruir de cualquier forma a la Famiglia Angelucci. La persona con la que se había aliado desde hacia más de un año y quien la había guiado hasta obtener por poco un matrimonio con Alexei, pero tanto los planes de la rusa como los de la misteriosa enemiga de los italianos se fuero por la borda cuando las mayores de la Famiglia consiguieron asegurar sus relaciones con los Capos, Montserrat con el señor de Rusia y Alexandra con Serkan.
La realidad es que a esas dos mujeres las unía un fuerte odio por las italianas, en un principio Katerina no quería luchas, de hecho, ni siquiera estaba dispuesta hacer algo porque Alexi cumpliera con su palabra de desposarla, para ella hubiese sido mucho mejor si todo aquello no se hubiese dado y ella fuese libre, pero a su vida llego aquella mujer que con un par de palabras la enredo y metió dentro de su venganza y la hizo participe de todos y cada uno de sus planes. Esa mujer de gran odio era alguien que estaba fuera del radar de todos, una persona a quien solo uno de ellos en realidad conocía, pero que en el pasado tenía una actitud tan distinta que no la consideraba una amenaza y ese era el más grande de los errores, ya que por más de un año estuvo detrás de todos los problemas que ellos enfrentaron.
Ella fue ínsitó a los Willer, todo el plan de traición e insinuaciones hacia la Regina fue de ella, los cargamentos para generar enemistades y hasta el asecinato del menos de los ingleses pesaba en sus manos. Fue su idea que los alemanes atacaran, les dio tato dinero que perder un hijo no fue nada si con ello aseguraban el poder volver a levantar el poderío de los barbaros, terminaron accediendo a todo lo que ella pidió y por últimos ella planifico, y ejecuto el plan para matar a Gabrielle, esa mujer guiada por el odio y la sed de venganza estaba dispuesta hacer lo que fuera necesario con tal de verlos a todos hundidos, hasta matar y pensar que por una venganza que en realidad no la llevaría a ningún lado había olvidado quien era, sus preceptos y hasta su religión.
Si, la mayor enemiga de la Famiglia era Musulmana, pertenece a una de las relaciones que más respeta la vida y valora el respeto y las promesas, una donde las mujeres son consideradas sumisas, torpes y adornos ornamentales para las viviendas, ella se crio rodeada de hombres, en un mundo en el que ellos dominan y ella solo podía asentir si su padre o hermanos decidían algo para ella, fue así como termino casándose, pero no podía decir que era una mujer infeliz todo lo contrario, su padre regocijado por el amor hacia su hija la caso con el amor de su vida, le cumplió a su pequeña sultana el mayor de los deseos de su corazón y le dio el marido que ella tanto soñaba, pero la vida que ella imaginaba nunca fue, nada de lo que ella imagino en su matrimonio lo tuvo, ya que, aunque ella lo amaba él por el contrario había contraído nupcias obligado por su madre, quien a diferencia de las otras mujeres tenia demasiado poder y jerarquía como para hacer que su hijo, un hombre, hiciera su voluntad.
Fue así como sin quererla y enamorado de una extranjera termino casándose con ella y dándole los dos peores años de su vida, para una mujer de su religión no hay nada más importante que tres importantes eventos, la noche de gena, la ceremonia nupcial y la noche de bodas. Para empezar lo primero que su prometido hizo fue negarle la posibilidad de una noche de gena, la termino encerrando en una habitación en la cual ella lloro y grito para que la dejaran salir, pero no tuvo respuesta, su ceremonia estuvo plagada de tristeza y desgracia, dado que su padre guiado por la desesperación de no saber de su hija termino ingresando sin permiso en la casa del Kral y libero a su hija, pero aquella dicha solo duro unos segundos, porque cuando los guardias lo vieron los encerraron a los dos y justo una hora antes de casarse vio como su prometido le dio un tiro de gracia a su padre y le arrebato la vida, aun así el amor que sentía por él era tan ciego que dijo que si cuando el Imán pregunto si deseaba ser su esposa, pero aquello desato al Capo a nobeles estratosféricos al punto que hizo lo más denigrante que una mujer dentro de su religión puede recibir, la dejo sola, sin noche de bodas y sin consumación, y lo peor es que a la mañana siguiente vio como no una ni dos, sino cuatro mujeres semidesnudas salían de la habitación de su marido y toda la servidumbre vio su vergüenza.
En realidad, lo que vivió ella misma pudo haberlo evitado, pero decidió continuar con su ilusión una que la llevo a ella y a su familia a la ruina. Desde que se comprometió el Kral le propuso darle mucho dinero a cambio de que dijera que no quería casarse, le ofreció el cielo y la tierra con tal de negarse, pero ella solo dijo que sus padres ya habían decidido y que ella no podía llevarles la contraria, pero si podía y él lo sabía, por lo que lo obligo a explicarle que no la amaba que ya existía una mujer en su corazón y que nada ni nadie, ni siquiera ella podría lograr que ese amor se consumiera, y ella como una tonta solo respondió que ya era consciente que él amaba a otra, una mujer que no era como ellos y que debía mantener lejos de su vida porque no lo merecía, aquellas palabras fueron las que desataron al hombre, quien la miro con odio y sonrió de medio lado, ella aun no lo sabía, pero esa era la expresión que hacía cuando había decidido destruir a alguien.
Su matrimonio estuvo lleno de lagrimas y rechazo, las dos únicas veces que estuvo con ella lo hizo en público, en la mitad de la sala para que todos la vieran y ella se sintiera como él la veía insignificante, pero su verdadero infierno llego cuando él viajo a Francia a ese consejo en el que la volvió a ver, en el que nuevamente se encontró con la mujer que amaba y no pudo evitar sentirse miserable por todo lo que su amor había tenido que vivir por su culpa. Regreso a casa, y al primer paso que dio ordeno que la sacaran de la mansión y que prepararan los papeles del divorcio, grito a los cuatro vientos en tres ocasiones que la repudiaba y con eso se divorció de ella de la forma más humillante para una mujer, y cuando le preguntaron sus razone solo dijo que no le había dado hijos y que necesitaba con premura un heredero, ella miro a su alrededor con los ojos llorosos en busca que alguno de los que veían como la trataba hablara, pero nadie dijo ni una sola palabra, nadie era tan estúpido como para decir algo en contra del capo, él era cruel, sádico, sangriento y no temía al diablo y mucho menos a Alá, si le había hecho eso a ella que se dejaba para ellos que eran simples lacayos.
Solo que ella no se rindió, siguió buscando la forma de que no de rompiera su matrimonio y termino siendo expulsada del país, pero era tanto tu apego masoquista a la lo que la sociedad dijera que se refugio en casa de hermano quien residía con su madre y sobrinos, caminaba por las calles y seguía presentándose con su apellido de casada, lo que termino llegando a los oídos del Capo y haciendo que la ira de este se desatara aun más. Una noche cuando todos estaban en la comodidad de sus camas fueron sorprendidos por la guardia del señor y terminaron siendo llevados a rastras hasta el sótano de la gran mansión, fueron amarrados, amordazados y arrodillados delante del señor quien los veía con repudio, estaba muy molesto, al punto que nada le importaba y hasta las niñas de tan solo 15 años estaban al igual que sus padres, abuela y tía en el piso.
EL Capo turco no era conocido por ser benevolente o dar segundas oportunidades, había sembrado la semilla del horror por donde quiera que fuera y esa era la razón por la que se había consolidado como el más fuerte e imponente de todos los tiempos, era un hombre de pocas palabras, con un temperamento de mierda y una mano ágil con el arma y los cuchillos, él no perdonaba y era hora que su ex esposa comprendiera la razón por la que debía hacer caso a lo que él dijera aunque ya no fuesen nada.
- Sana iyi davranmaya çalıştım. Taahhütümüzü verdikleri için sana seni sevmediğimi ve bunu asla yapmayacağımı söyledim.Evlenmeme teklifime olumsuz cevap verdiğinde reddettin ve ben de seni perişan edeceğime yemin ettim ve Sözümü tuttum, çünkü sözümün eri biriyim, seni bıraktım, böylece mutlu oldun ve kahrolası bir sülük gibi yalvarmak için geri geldin, şimdi neden genellikle bana itaat ettiklerini ve benden korktuklarını anlamalısın. Ailenizden geriye kalanların öldüğünü göreceksiniz ve benimkinin büyüdüğünü görecek kadar yaşayacaksınız (Intenté ser amable contigo. Desde que hicimos nuestro compromiso te dije que no te amaba y que nunca haría. Cuando te hice mi propuesta de no casarme contigo, te negaste y yo juré hacerte miserable y cumplí mi promesa, porque soy un hombre de palabra, te dejé para que fueras feliz y volviste a suplicar como una puta sanguijuela, ahora debes entender por qué suelen obedecerme y temerme. Verás morir lo que queda de tu familia y vivirás para ver crecer la mía). Aquellas ultimas palabras la hicieron sentir miserable, vio su dedo y vio que con menos de un mes de separados él ya tenia un anillo de compromiso, uno que portaba como jamás lo había hecho con ella.
- Bunu yapamazsın, onun için beni bırakamazsın, ben sana hayatımın en güzel yıllarını verdim, kendimi feda ettim, sana her şeyimi verdim emi Serkan, lütfen... (No puedes hacer esto, por eso no puedes dejarme, te di los mejores años de mi vida, me sacrifiqué, te lo di todo, mi querido Serkan, por favor...). Él levanto su mano y la interrumpió.
- Onun Reyjan'ına kıyasla hiçbir şey olmadın ve hiçbir şey olmayacaksın (No eras nada y no serás nada comparado con su Reyjan)
Esas palabras seguian repitiéndose en su cabeza, desde que se vio obligada a ver como su familia era decapitada y ella arrojada al viento se juró que no permitiría que nadie tuviera su lugar, la nueva señora de Turquía no seria feliz, ella se encargaría de ellos. Reyjan llena de odio miraba su reflejo en el espejo, veía como las lágrimas corrían por sus mejillas y se reitero que ella no era nada, pero la que ahora ocupaba su lugar pronto también seria nada.